Calaf recupera su emblema: el "faro de la Catalunya Central" renace tras una polémica restauración

Tras tres años de obras y una inversión de 300.000 euros, el más alto de la comarca de l’Anoia recupera su esplendor gracias a un proyecto complejo y al impulso de la comun

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Anoia
El campanario de Calaf vuelve a brillar tras una restauración que une historia, técnica y emoción. Foto: Wikipedia

 

El campanario de Calaf, una joya arquitectónica y emblema de la Catalunya Central, ha recuperado su majestuosidad tras un meticuloso proceso de restauración que ha durado tres años. Con sus 57 metros de altura, no solo es el más alto de la comarca de l’Anoia, sino también uno de los cinco más altos de toda Cataluña. Este domingo, el municipio celebró con orgullo la finalización de unas obras que han devuelto el esplendor a esta torre histórica construida a partir de 1670.

La rehabilitación, dividida en dos fases, ha contado con un presupuesto de 300.000 euros, y ha sido descrita como una intervención de “alta complejidad técnica” por Jordi Morros, el arquitecto responsable del proyecto. Según explicó, la altura de la torre y su estado de deterioro —agravado por los fríos extremos del clima de Calaf— requerían una intervención muy precisa y especializada.

 

De los desprendimientos al renacimiento

Los trabajos eran urgentes y necesarios. Desde 2016, la torre presentaba desprendimientos de piedras, lo que obligó a instalar una malla de protección de forma provisional. Como recordó la alcaldesa, Montserrat Mases, el peligro era real: “Hace muchos años, una persona perdió la vida por la caída de una piedra. No podíamos permitir que algo así volviera a ocurrir”.

La primera fase de la restauración se centró en las fachadas y contrafuertes de la iglesia. La segunda, culminada en 2024, abordó directamente la torre. A lo largo del proceso, se respetaron los materiales originales, como la piedra arenisca de Dusfort, y se consolidó la estructura para asegurar su estabilidad futura.

 

El faro de la Catalunya Central

Para la alcaldesa, el campanario no es solo un monumento, sino “el faro de la Catalunya Central”, un símbolo visible desde todos los rincones del pueblo. En su interior, 225 escalones permiten ascender hasta la cima, desde donde se domina un paisaje que funde historia, territorio y espiritualidad.

Su construcción se inició en el siglo XVII y tardó más de 200 años en completarse. En aquella época, fueron las aportaciones de los feligreses las que hicieron posible levantar la imponente torre. Hoy, ese mismo espíritu colectivo ha sido clave para su restauración.

 

Una maratón por la memoria

Uno de los aspectos más emotivos del proyecto ha sido la implicación de la ciudadanía. A través de una iniciativa popular, se organizó una "Marató pel campanar", una campaña solidaria que logró recaudar 30.000 euros. Su coordinadora, Judit Viladric, lo explicó con emoción: “El campanario es un símbolo que une a todo el pueblo”.

Ese sentimiento fue compartido durante el acto de inauguración por el rector de la iglesia, Enric Garcia, quien resaltó la importancia de la unidad y la generosidad vecinal: “Cuando un pueblo se une y ofrece su mejor versión, desde el corazón, es capaz de mover montañas”.

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