Sant Boi se convierte en epicentro de identidad y unidad: “un país de todos”
La localidad del Baix Llobregat celebra una Diada cargada de simbolismo institucional y cultural, destacando la lengua y la cultura catalana como pilares de cohesión colectiva.
Amanecer de Diada: calles llenas de símbolos
Desde primera hora de la mañana, Sant Boi de Llobregat respira la Diada con un aire de solemnidad y expectativa. Los balcones se adornan con banderas catalanas y los vecinos se acercan a la iglesia parroquial de Sant Baldiri, epicentro de la ofrenda floral a Rafael Casanova. La plaza frente al templo se llena de ciudadanos, autoridades y colectivos culturales que, con gesto respetuoso, preparan los ramos y las insignias que participarán en el acto.
El ambiente combina emoción histórica con vitalidad contemporánea: la tradición convive con el pulso de la ciudadanía activa. El sonido de los primeros pasos del baile de l’Àliga y los acordes del Cant de la Senyera anticipan una jornada que promete reflejar identidad, memoria y unidad.
Autoridades presentes: un símbolo de cohesión institucional
La alcaldesa de Sant Boi y presidenta de la Diputación de Barcelona, Lluïsa Moret, lidera la ceremonia. Junto a ella se sitúan figuras clave de la política catalana: Josep Rull, presidente del Parlament de Catalunya; Esther Niubó, consellera de Educación y Formación Profesional, representando al presidente de la Generalitat; Carlos Prieto, delegado del Govern; Eva Menor, consellera de Igualdad y Feminismo; y Jaume Duch, conseller de Unión Europea y Acción Exterior.
Además, participan representantes de la Àrea Metropolitana de Barcelona, la Federación de Municipios de Catalunya, la Asociación Catalana de Municipios y el Consell Comarcal del Baix Llobregat, así como alcaldes y concejales de toda la comarca. La convergencia de autoridades de distintos ámbitos refuerza la idea de que la Diada es, más allá de la tradición, un acto de cohesión institucional.
La ceremonia: música, símbolos y flores
El acto comienza con el baile protocolario de l’Àliga de la ciudad, seguido de la interpretación del Cant de la Senyera y la izada de la bandera catalana. La Coral Renaixença, que celebra su 50º aniversario, entrega la bandera a las autoridades, marcando un momento de profundo simbolismo.
Luego, más de 100 ramos de flores se depositan ante la tumba de Rafael Casanova, incluyendo los de 45 entidades vecinales. El gesto de colocar cada ramo refleja la conexión entre la memoria histórica y la participación ciudadana: cada ramo simboliza un barrio, un colectivo y un compromiso con la identidad catalana.
El himno Els Segadors se interpreta con la orquesta de cámara ‘A 4 Cordes’ y las corales Pedres Blanques, Renaixença y Ressò, mientras la jornada culmina con la tradicional ballada de gegants y sardanes al ritmo de la Cobla Sabadell, que contagia energía y sentido de comunidad.
Lluïsa Moret: un mensaje de orgullo y pluralidad
Durante la ceremonia, la alcaldesa subraya la relevancia de Sant Boi como símbolo de identidad colectiva: “Es un orgullo para nuestra ciudad convertirse nuevamente en símbolo institucional y de identidad colectiva del país”.
Recordando la histórica Diada de 1976, Moret reivindica “su espíritu de entendimiento, plural e integrador” como fundamento para “construir entre todas y todos un país de todos”. Enfatiza también la fuerza de la lengua y la cultura catalana: “Los elementos de identidad que nos dan fuerza como país, como la cultura y, ahora más que nunca, la lengua catalana”.
Su discurso conecta memoria, ciudadanía y futuro, reafirmando la Diada como espacio donde tradición y modernidad se encuentran.
La Diada como experiencia colectiva
La jornada combina solemnidad institucional con participación popular. Desde el inicio hasta la conclusión, cada detalle —los gestos de respeto, las banderas, los cánticos y los bailes— refuerza la idea de unidad y pertenencia. Los vecinos participan activamente, fotografiando, conversando y compartiendo impresiones, mientras los símbolos tradicionales recuerdan la continuidad histórica del acto.
La Diada de Sant Boi logra así convertirse en un espacio de memoria y reivindicación, donde cultura, lengua e identidad se entrelazan con el compromiso ciudadano, mostrando que el símbolo de Rafael Casanova sigue vivo como eje de cohesión social y política.
Un país que se construye entre todos
Sant Boi se convierte en ejemplo de cómo una celebración puede ir más allá del ritual: la Diada se transforma en experiencia colectiva, lugar de encuentro de generaciones y plataforma de afirmación cultural. La jornada demuestra que identidad, lengua y ciudadanía no son solo símbolos, sino motores que fortalecen la cohesión social.
Como resume la alcaldesa, el acto proyecta un mensaje claro: “Entre todas y todos podemos construir un país de todos”, recordando que la fuerza del presente nace del respeto a la historia y la participación activa de la comunidad.
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