Rafael Conde del Pozo, business development & innovation director en Softtek EMEA
Las aplicaciones en nuestros dispositivos móviles se han vuelto una parte imprescindible en nuestro día a día. Según el informe de IAB Spain “Estudio Mobile & Conectividad Inteligente 2021”, cada persona almacena unas 36 apps en su smartphone para hacer sus tareas cotidianas, lo que nos muestra la cantidad de acciones que llevamos a cabo a lo largo del día a través de ellas y la variedad de gestiones que nos facilitan.
Así es como nace el fenómeno de las superapps, cuya función es aglutinar pagos bancarios, redes sociales, ocio multimedia, pedidos de comida, pagos de impuestos, reservas hoteleras, etc. Como ejemplo para visualizar este fenómeno tenemos las exitosas superaplicaciones chinas WeChat y Alibaba. La primera comenzó como una aplicación de mensajería instantánea (emulando a Whatsapp) e integra ya un sinfín de otras funcionalidades. Alibaba, por su parte, empezó como una plataforma de eCommerce, pero ya se ha extendido también a otras ramas como método de pago para las compras o el almacenamiento de datos en la nube.
¿Y por qué han triunfado este tipo de aplicaciones aglutinadoras en otras partes? Una de las razones podría ser la falta de accesibilidad que tenían algunas zonas del mundo a internet hasta que llegaron los smartphones, y otra la poca penetración bancaria que hay también en esos lugares. Debemos tener en cuenta que una parte importante de estas empresas es ofrecer el servicio de plataforma de pagos o de bancos.
Los pagos y transacciones online en el sudeste asiático se popularizaron mucho por la falta de establecimientos bancarios físicos, y estas superapps sacaron provecho de ello. No solo puedes pagar a tus amigos de forma directa, o hacer transacciones, también puedes pagar multas, recibos y demás. Asimismo, en no muchos establecimientos de China tienen datáfono, pero en todos aceptan pagos a través de WeChat y Alipay.
En el caso de Europa y América del Norte, los servicios digitales que concentran estas aplicaciones surgieron con anterioridad a los teléfonos inteligentes, por lo que tuvimos esas funcionalidades a través de Internet antes que en nuestro teléfono móvil. Ese desarrollo previo a otras partes del mundo hizo que estas aplicaciones se mantuviesen en un formato más independiente.
La clave para el triunfo de este tipo de apps son sin duda las redes sociales, para que actúen como lanzadera del resto de utilidades, debido a su poder aglutinador social. Son un caldo de cultivo para que crezca este concepto de superapp. También lo son las empresas de banca digital y las Fintech, que van añadiendo poco a poco otras funciones a las que ya tienen de tipo financiero. En Occidente hay algunas como Uber, que ya tiene varias competencias, y que también podría ser esa aplicación que dé el salto hacia otros campos.
¿POR QUÉ SON NECESARIAS LAS SUPERAPPS?
Son entornos muy seguros e intuitivos, llegando a integrar en ellas los servicios bancarios. Aglutinan una gran cantidad de servicios y son escalables, por lo que se pueden ir uniendo más funciones. Además, tienen la ventaja adicional de que no ocupan mucho espacio, con lo que supone tener en una sola aplicación, más de 30.
También nos facilita tener todos nuestros datos personales, bancarios, gustos musicales, preferencias de compra y demás en un mismo lugar, por lo que puede suponer un monopolio de los datos. Es un arma de doble filo por lo que hay que ser muy cuidadoso con la información, ya que, en caso de un ciberataque, podría acceder a mucha información confidencial.
En definitiva, existen más puntos positivos que negativos para la adopción de estas apps. Desde la comodidad y la seguridad que ofrecen, hasta permitirnos tener mucho más espacio libre en el dispositivo y, sobre todo, almacenarlo todo en el mismo lugar. También favorece que los pagos digitales penetren y alcancen a una mayor cantidad de población a nivel mundial, lo cual sería bueno, y además aceleraría la transformación digital. Lo único que no se debe descuidar es la ciberseguridad. Se deben extremar las precauciones con los datos y su uso y estar alerta. Un posible ciberataque podría terminar con el bloqueo de una aplicación con las consecuencias que esto puede traer a ciudadanos, empresas e instituciones públicas.