La Corte Suprema de EE. UU. le da la razón a Trump y se arma la marimorena
La Corte Suprema limita los poderes judiciales y Trump celebra la victoria en su cruzada contra la ciudadanía por nacimiento
Donald Trump, el todopoderoso y autoritario presidente de Estados Unidos, no deja pasar un día sin imponer su criterio allí donde le venga bien. Lo hace porque, de momento, tiene el poder en sus manos y lo ejerce sin importarle que sus acciones puedan perjudicar a muchas personas. Desde el primer momento en que juró su cargo —ya lo anticipó en su discurso—, empezó su cruzadas contra “los ilegales”, pero también contra los latinoamericanos, a los que, por su propia consideración, llamaba delincuentes sin comprobarlo.
Este viernes, Trump ha tenido una “gran victoria” al conseguir que la Corte Suprema de EE. UU. limite los poderes de los jueces. Por seis votos a favor (conservadores) y tres en contra (progresistas), el máximo tribunal de Estados Unidos limitaba el poder de los jueces en el caso de la ciudadanía por nacimiento. Sin embargo, la Corte no se pronunciaba sobre la constitucionalidad de la orden ejecutiva del presidente que revoca el derecho de nacimiento, que constituye el origen de este conflicto. El caso se refiere a la suspensión de esta orden ejecutiva, declarada inconstitucional por todos los tribunales federales y de apelación que la han conocido.
La administración Trump solicitó a la Corte que no levantara la suspensión del decreto en esta etapa, sino que limitara su alcance a quienes habían presentado la demanda. La propuesta de echar a las personas que el presidente norteamericano considera “ilegales”, “delincuentes”, viene del 20 de enero, día de su investidura, cuando firmó unos cuantos decretos, entre ellos este sobre la ciudadanía estadounidense, uno de los más criticados de su nuevo mandato —tiene unos cuantos, y los que llegarán—.
Se trata, de hecho, de un retorno al principio de ciudadanía por nacimiento, consagrado en la Decimocuarta Enmienda de la Constitución, que establece que todo niño nacido en Estados Unidos es automáticamente ciudadano estadounidense, y ha estado vigente durante más de 150 años. Este decreto prohíbe al gobierno federal emitir pasaportes, certificados de ciudadanía u otros documentos a niños cuya madre se encuentra en Estados Unidos de forma ilegal o temporal, y cuyo padre no es ciudadano estadounidense ,ni residente permanente, titular de la famosa "tarjeta verde".
El fallo tendrá consecuencias en la capacidad del poder judicial para controlar a Trump o a futuros presidentes. Conocida la resolución del Tribunal, no quiso desaprovechar la ocasión para convocar a los medios de comunicación —esos a los que trata tan mal— y, sacando pecho, con esa cara cuyos gestos son tan poco empáticos y agradables, comentó el tema, que calificó como una “victoria monumental para la Constitución, la separación de poderes y el Estado de Derecho”. Y como no estaba satisfecho, arremetió contra “los jueces izquierdistas radicales”, a los que dijo que la resolución los pondrá en su sitio. Claro que los conservadores son los que han seguido sus consignas. Todo muy dedocrático.
Hay que recordar que Trump ha estado, hasta ahora, gobernando a base de decretos, muchos de los cuales se los han tumbado los jueces. Por eso la alegría del presidente se entiende en clave de éxito sobre los jueces, un triunfo que va a traer cola. ¿Qué harán los demócratas, que están muy calladitos? Los ciudadanos de las grandes ciudades hace ya unos meses que han empezado a manifestarse; no dejarán pasar la ocasión para mostrar su rechazo. Trump tiene demasiados frentes abiertos como para meterse en este charco. La defensa de los niños nacidos en EE. UU. es un derecho al que no van a renunciar...
Escribe tu comentario