Cada 12 minutos muere, de hambre o asesinado por Israel, un palestino
En este mes de julio, una persona ha sido asesinada por Israel cada 12 minutos, lo que lo convierte en uno de los meses más mortíferos de la guerra de Gaza, según datos de la ONU.
La sensibilidad de las personas, unas más que otras, suele durar lo que dura un informativo de la televisión. Estamos tan acostumbrados a las imágenes que nos proyectan, que es como si las cosas que suceden fueran de películas. Cada día estamos viendo las matanzas que se están produciendo en el mundo: guerras y todo lo que ello conlleva, que son muertes, destrucción, dolor inmenso de quienes las padecen. Las que están más cerca son de las que más se informa, parece que sean las únicas, pero son muchas más que no tienen la repercusión, pero son muertes.
Matar en estos tiempos (en otros también) es una cosa muy fácil para sus autores, solo tenemos que mirar a Ucrania y Gaza. En esta última, se mata de dos maneras a todos sus habitantes: ataques del ejército israelita o de hambre por los mismos actores, como se está viendo. O de las dos maneras, que es lo que está haciendo el gobierno de Netanyahu con la población de Palestina. Las imágenes que nos están llegando nos deberían hacer levantar de nuestros cómodos asientos, pero no es así. Seguimos con nuestra vida diaria y, a lo mucho que llegamos, es a quejarnos; nos da lástima, pero nada más. Los gobiernos de los países, tres cuartos de lo mismo. Nos hemos convertido en seres insensibles, domesticados, cómodos. Ya no salimos mayoritariamente a las calles para protestar; esperamos que los gobiernos lo hagan todo. La solidaridad, en demasiados casos, empieza y termina en uno mismo.
Este miércoles, el director de la Organización Mundial de la Salud explicaba que una gran proporción de la población de Gaza está muriendo de hambre, la mayor arma que se puede emplear para terminar con un pueblo. La situación la calificaba de hambruna masiva, causada también por el hombre, en este caso por los integrantes del gobierno de Israel. Una manera muy cruel de terminar con la vida de las personas, especialmente con los niños indefensos y desprotegidos. Las cifras que se dan son increíbles: en los dos últimos días, en la Franja de Gaza han muerto de hambre 33 personas, la mayoría de ellas mujeres y niños.
Los últimos informes de Naciones Unidas indican que la situación alimentaria en la Franja de Gaza ha alcanzado la fase 5 (catastrófica), el nivel más alto de la escala que indica el alto riesgo de hambruna, que ya está sucediendo. A medida que la hambruna masiva se extiende, las matanzas de civiles por parte del ejército israelita han aumentado considerablemente, especialmente mujeres y niños. En este mes de julio, una persona ha sido asesinada por Israel cada 12 minutos, lo que lo convierte en uno de los meses más mortíferos de la guerra de Gaza, según datos de la ONU.
El escritor palestino Mahmoud Darwish ha escrito más de una vez que “La paz no es solo la ausencia de guerra, también es la existencia de justicia y equidad para todos los pueblos”.
La situación en la que viven los palestinos es de aniquilación de un pueblo, que la eleva a brutales. Las escenas de estampidas son más brutales que los bombardeos. Niños, mujeres y personas mayores se juegan la vida en una lucha diaria por la supervivencia cuando van a recoger la escasa y poco nutritiva comida. Es el momento que aprovechan los asesinos para matarlos. No se lo piensan dos veces. La piedad es una palabra que han borrado de su mente. De lo que se trata es de exterminarlos de las dos maneras: ataques y hambre.
En las fronteras siguen estacionados unos 950 camiones de ayuda que no pueden hacerles llegar a la población, pese a que más de 100 agencias/ONG han emitido un comunicado para que dejen llegar la ayuda humanitaria a la población, que está desesperada. Hasta el momento, son más de 59.000 las personas que han muerto en Gaza. Una cifra que debería hacer pensar. No son simplemente números, son personas con nombres y apellidos. Desde que empezó la guerra, 220 periodistas han perdido la vida en el ejercicio de su profesión: informar donde se produce la noticia.
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