De la desgracia, no se debe sacar rédito político
Los incendios forestales muestran la cara más crítica de la política española: oportunismo y reproches eclipsan la verdadera gestión de la emergencia
Dicen que el más común de los sentidos es el sentido común, algo tan sencillo pero, para algunos, tan difícil de entender o poner en práctica. En los momentos complicados, sin querer pensar mucho, aplicarlo, junto con lo que se llama responsabilidad, debería servir para que, ante una situación grave, todos los partidos políticos, el Gobierno de España, los gobiernos autonómicos y municipales aparquen sus diferencias, unan fuerzas y trabajen codo con codo. Es lo que debería ser, pero no lo es. Escribía Paulo Coelho que “vivir es tomar decisiones y asumir las consecuencias”.
Los incendios que siguen quemando montañas, bosques, casas y todo lo que se pone por delante, que han costado vidas humanas y animales, están sirviendo para calentar más la temperatura política, cosa que no se entiende: de las desgracias nunca los partidos deben sacar provecho; es miserable y deja retratados a quienes lo practican.
La mayoría de los incendios han sido intencionados, por muchos motivos. Ninguno justifica la barbarie que se está viviendo ni el sufrimiento de las personas afectadas: la desolación, el desespero y la falta de ayuda en algunos casos (se han sentido desprotegidos) serían suficientes para que el PP, que por cierto gobierna la mayoría de las comunidades autónomas (tienen transferidas las competencias), no se dedicara, en esta situación angustiosa, a echarle toda la culpa al Gobierno de España de lo que está ocurriendo.
Hay una excepción de implicación y buen hacer: la del consejero de la Presidencia, Interior y Diálogo de la Junta de Extremadura, Abel Bautista, que está teniendo un comportamiento ejemplar en todas sus comparecencias. Algunos deberían tomar ejemplo. Este viernes, el consejero daba las gracias a todos los que participan en la dura tarea de apagar el fuego: Gobierno de España, Protección Civil, bomberos y voluntarios de comunidades autónomas que han enviado personal para ayudar. Es un político que ha sabido estar a la altura de las circunstancias.
En contraposición, hemos visto al “morenito de playa” y aficionado taurino Elías Bendodo, quien ha llamado “pirómana” a la responsable de Protección Civil. Una actitud chulesca, misógina y fuera de lugar. Lo han utilizado desde Génova, y quien estaba más bien de salida política ha visto la oportunidad de agradar al jefe Feijóo. Una lástima que lo único que haya hecho sea actuar como pirómano dialéctico, echando más leña al fuego político en una situación donde el agua es más necesaria que nunca. Bendodo ha perdido la oportunidad de demostrar que es un político al servicio de la ciudadanía y no de sí mismo.
La situación en los incendios deja claro la postura de los “líderes” de este país y el comportamiento que muestran en una situación tan grave como la que se vive. Todo son reproches y “tú más”; echan la culpa a otros, sin darse cuenta de que ahora no toca. Lo que hace falta es ir todos en la misma dirección y afrontar el gran problema que es el fuego y sus consecuencias. Decía Roosevelt que “el mejor líder es aquel que sabe elegir a los mejores para hacer las cosas, y tiene la templanza suficiente para no entrometerse mientras lo hacen”. Liderar es también tomar responsabilidad, no poner excusas.
¿Está haciendo este papel el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo? La verdad es que su actitud es la contraria: poco solidaria y parece que busca rédito político. Creo que se está equivocando y le pasará factura más de lo que cree. Algunas de las personas que tiene a su alrededor no son precisamente las mejores: son pirómanos dialécticos, poco dialogantes y con tendencia a insultar. Con esa gente, Feijóo no llegará a ninguna parte. Para hacer ese papel ya está Vox, que se dedica a sacarrédito de situaciones como esta y otras. Trabajan poco, pero saben sacar rédito a cuenta de todos los partidos.
Que los populares asuman la parte de culpa que tienen en esta situación, que bajen el tono; la gente se lo agradecerá. El rédito político no se puede sacar de las desgracias, porque es inmoral y poco ético tratar de escapar de las consecuencias de los propios actos. Hacer política es otra cosa; la politiquilla bajera no les va a llevar a la Moncloa.
Lo que esperan los afectados y toda la sociedad es que ayuden a las personas afectadas. Lo que lo planifiquen ya y que no los abandonen. La solidaridad de todos también es necesaria
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