Una flor en el culo

|
EuropaPress 5444312 presidente gobierno funciones secretario general psoe pedro sanchez
El presidente del Gobierno en funciones y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez - EP

 

La política tiene giros inesperados. Nos fuimos de vacaciones con Pedro Sánchez contra las cuerdas, mientras que el PP cerraba su XXI Congreso, celebrado en Madrid, en un ambiente de euforia mal contenida. En pleno mes de agosto y con los incendios forestales arrasando media España, a Núñez Feijóo le faltó tiempo para acusar al Ejecutivo de falta de previsión e ineficacia. Sin embargo, muy pronto se vio que las autonomías gobernadas por el PP flaqueaban en la gestión de aquella tragedia. Poco después llegó el inicio del curso político y Sánchez anunció una serie de medidas contra el genocidio en Gaza, entre las que destacaban el embargo de armas al ejército de Israel; convirtiendo a nuestro país en referencia para otros Estados frente a la barbarie que se está cometiendo con el pueblo palestino. Esa iniciativa cogió a Feijóo con el pie cambiado. Solo le ha faltado al líder de los populares a Díaz Ayuso jugando a la contra, al otorgar, al equipo ciclista israelí que participó en la vuelta a España, la medalla de oro de la comunidad y prohibiendo la colocación de la bandera palestina en los colegios de Madrid, y a José María Aznar enredando, poniéndose incondicionalmente al lado de Netanyahu. “Éramos pocos y parió la abuela” debió pensar Núñez Feijóo, mientras hacía contorsionismo político para no desbarrar. 

Feijóo condenó “la masacre de civiles” en el Congreso, pero no habían pasado ni 48 horas cuando Aznar al clausurar unas jornadas de la FAES decía que: “si el Gobierno de Benjamín Netanyahu perdía lo que está haciendo Occidente se situará al borde de la derrota total”. Es evidente que a este señor le va la marcha y no quedó satisfecho con la guerra de Irak.

La tensión intramuros en el PP es evidente, Aznar y Ayuso marcan el ritmo. En ese contexto, Feijóo volvió a modular sus críticas a Israel. El líder hace oídos sordos a determinados sectores dentro del partido popular que piden endurecer su rechazo a la matanza que está cometiendo el ejército israelí. Fuera de cámara, no pocos veteranos creen que desde la calle Génova se ha de marcar posición y dejar la equidistancia para otras ocasiones. 

Solo les ha faltado el discurso de Felipe VI en el pleno de Naciones Unidas para hacer más visibles las dos almas del PP, por un lado los templados y por otro los trumpistas encabezados por Díaz Ayuso. De hecho, algunos barones territoriales como el presidente gallego, Alfonso Rueda, el andaluz, Juan Manuel Moreno Bonillo o el presidente de Aragón, Jorge Ascón ya han admitido sin tapujos que lo de Gaza es un genocidio y no valen las medias tintas. Y hay tenemos a Alberto Núñez Feijóo entre dos aguas, intentando nadar y guardar la ropa. Algo que en política casi nunca da resultado y menos cuando se trata de un líder que se supone ha de tener capacidad de discernimiento y marcar la pauta a los que lo siguen. 

La falta de criterio y cuajo político de Núñez Feijóo son de una pasmosidad aplastante. Desde que Pedro Sánchez, el pasado mes de mayo, reconoció en público que la creación del Estado palestino era la solución al endémico problema de Oriente Próximo el líder de la oposición ha ido cambiando de opinión, pero sin acabar de posicionarse de una forma clara. Lo único claro para él, es que Pedro Sánchez tiene la culpa de todo: “¿Piiove? Porco Governo”, parece ser la idea fuerza que inspira su proyecto político. 

En su obsesión por denunciar todo lo que hace Sánchez el líder de los populares se ha desmarcado de la línea que sigue el Partido Popular Europeo (PPE) que no es otra que condenar lo que está ocurriendo con los palestinos, es decir, en línea con el Ejecutivo de nuestro país. 

La impericia de Feijóo y su equipo de asesores es descomunal. Según varias encuestas recientes, sobre el 85% de la población está en contra de lo que ocurre en Gaza y en eso coinciden tanto los votantes del PP como del PSOE. Por lo tanto, sin llegar hacer seguidismo y sin que las encuestas marquen, parece lógico pensar que hay que estar atento a lo que dice la calle.  

Algo similar le ocurre con Vox, pero al revés: el PP está haciendo un seguidismo descarado de la ultraderecha, en especial de la inmigración y la xenofobia que Feijóo los ha abrazado sin sonrojarse, pero no son las únicas cuestiones. 

Hay quién dice que Pedro Sánchez tiene una flor en el culo. No lo sé y, desde luego, no tengo el más mínimo interés en comprobarlo. Lo que sí es evidente es que Sánchez es un tipo con arrojo y determinación que toma decisiones, a veces arriesgadas, y lucha por ellas. O dicho de otro modo: es la antítesis de Núñez Feijóo, un hombre dubitativo y apocado, incapaz de tomar una decisión y luchar por ella. Quizás en esa actitud tenga mucho que ver que su llegada al liderazgo del PP que fue posible porque Díaz Ayuso le abrió la puerta de la calle Génova y él se siente en deuda con la presidenta madrileña y sabe que su liderazgo tiene fecha de caducidad, será en las próximas elecciones generales, llegado ese momento, o se instala en la Moncloa o se va a su casa, no hay más. 

Esa actitud personal, más allá del credo ideológico de cada cual, es, a mi modo de ver, la diferencia más sustancial entre el actual presidente del Gobierno y el líder de la oposición: la determinación de uno para mantenerse dónde está y defenderse contra viento y marea, frente al otro, apocado y con muy poco fuelle que parece conformarse con ver la vida pasar y ser candidato a la presidencia.   


 

Sin comentarios

Escribe tu comentario




He leído y acepto la política de privacidad

No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes. Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
AHORA EN LA PORTADA
ECONOMÍA