La encrucijada de Junts: Puigdemont o salvar el partido

Junts se enfrenta a su mayor dilema: salvar a Puigdemont o arriesgar la supervivencia del partido en plena crisis interna y tensiones con el PSOE

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Archivo - El presidente de Junts per Catalunya, Carles Puigdemont, en una imagen de archivo.
El president de Junts, Carles Puigdemont - EP

 

“Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible”. Esta frase se le atribuye al torero cordobés Rafael Guerra Bejarano, conocido como “Guerrita”, un torero con mucho sentido del humor. Murió hace ya 80 años, y algunas de sus frases, con ese acento andaluz que le hacía especial, siguen teniendo su gracia y definen bien algunas situaciones.

Con esta frase podemos hacer un símil de la situación que está viviendo el partido de Carles Puigdemont, Junts. Una situación en la que, queriendo tener atado al presidente del Gobierno y al propio Partido Socialista por esos 7 votos que necesita en el Congreso para sacar adelante sus propuestas, a cambio de peticiones, muchas de las cuales serán imposibles decumplir, los jueces no están por la labor de la amnistía para Puigdemont y algunos de los huidos; la oficialidad del catalán en Europa (por mucho que lo intente el Gobierno, de momento no será posible); incidir en una nueva consulta; el control de la inmigración, y alguna otra cuestión que será, de momento, casi imposible de alcanzar.

Con el incumplimiento que consideran los de Junts que está realizando el Gobierno y después de tantas amenazas de no apoyar sus propuestas, estos días, la portavoz del partido en el Congreso, Míriam Nogueras, desde la tribuna, como viene siendo habitual, amenazó con partir peras con los socialistas y darle donde más les duele: no apoyar las votaciones. Algunos lo han tomado como una amenaza más, como aquello de “que viene el lobo”: nadie del pueblo se creía las mentiras del pastor, hasta que al final llegó el lobo y se comió las ovejas.

¿Será capaz Puigdemont de meter en vereda al Gobierno de Sánchez? Intentarlo lo hará, pero no entrará en el episodio de apoyar una moción de censura con PP y Vox. Hasta ahí lo tiene claro; porque eso se llama perder votos.

Este domingo, el huido convocará un nuevo conclave para decidir si de verdad llevan a cabo las amenazas o no, si rompen las relaciones con el Gobierno, dejan sin efecto las reuniones mensuales con Zapatero para el seguimiento de los temas pactados, y si le piden a Sánchez que convoque elecciones. Dos temas que deben aprobar los reunidos este fin de semana en Perpiñán. No lo tienen fácil los participantes , considerando que no han conseguido lo suficiente de Sánchez y la presión que tiene por la subida en las encuestas de Silvia Orriol, la líder de Aliança Catalana, que se está llevando votos, militantes y cargos.

Para los de Junts, romper con el PSOE no es bueno para los que están huidos y quieren volver cuanto antes a Catalunya. En este tema, con el PP lo tienen muy crudo: no están por la labor. Con los socialistas les irá mejor. Ahora bien, a Puigdemont y compañía les interesa el Gobierno de Pedro Sánchez por un tema personal. ¿A Junts también? Hay dudas, y más de uno cree que no se puede sacrificar al partido por ellos, que se van a quedar en mínimos de representación. Con gobiernos del PP, a Junts le iba muy bien: el aumento de votos había sido muy bueno. Aún hay gente que se acuerda de “contra el PP, las cosas van mejor y suben los votos”. Si llegan a Moncloa los populares, puede que reviertan los datos de las encuestas, cuentan más de un militante y ex altos cargos. Añoran aquellos tiempos de “cuanto peor, mejor”.

Así que los de Junts tienen sobre la mesa dos cuestiones trascendentales: o apoyan al PSOE para salvar a Puigdemont, o piden elecciones para que gobierne el PP y ellos reinicien su lucha para recuperar votos, volviendo de nuevo a poner a los que creen en eso del referéndum, “la independencia”, “España nos roba” y todas esas cosas que ya se conocen. El problema ahora es que se han visto demasiadas cosas y muchos de sus seguidores están cansados de todo lo vivido y de los incumplimientos de quienes les prometían Ítaca, y solo llegaron a las calles de Barcelona, donde los alborotadores aprovecharon la ocasión para destrozar todo lo que encontraban a su paso.

Y parafraseando a Guerrita: “Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible”. ¿Se cumplirá la fábula del pastor y el lobo?

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