Sobre la justicia y la libertad
Justicia y libertad parecen tener un nexo de unión que de forma inmediata a todos se nos ocurre incorporar a la idea de “Bien” o de lo que es moral y éticamente debido. Aun así, cabe hacerse una pregunta, más allá de considerar la conveniencia de la unión de estas dos entidades ideales como imprescindibles para la vida en una sociedad prospera, feliz y, por ende, sana: ¿Qué son la Justicia y la Libertad con mayúsculas?
Si tomamos, de un lado, la idea de Justicia o, lo que es lo mismo, el efecto de una causa, tendríamos que hacerla converger con aquello que sucede inexorablemente después de haberse producido un acontecimiento; por ejemplo, si desaparecieran todos los bosques y plantas del planeta, nos quedaríamos sin oxigeno. No es necesario citar más ejemplos para que esto se entienda. En ese sentido, la Justicia es al destino, lo que el sol es a la luz del día. Resumiendo: la justicia mirada desde este prisma es puro determinismo.
De otro lado, tomemos la idea de Libertad: ¿qué es realmente Libertad, pura Libertad? Pues pura Libertad es pura Entropía. Si pura Libertad es pura Entropía, ¿cómo se fusiona esta idea con la idea de Justicia? Sí, es paradójico, ¿verdad?; sin embargo, todos creemos que para que haya libertad debe haber justicia y para que haya justicia debe haber libertad; y es cierto, sólo que esa justicia humana y esa libertad humana son relativas, por eso las escribo con minúsculas y, por eso, sólo son de este, también, minúsculo punto dentro de este “universo que creemos conocer”.
En el Mundo de las Ideas Platónicas, que razonablemente son “aprioris kantianos” de los que se derivan todas las mundanas elucubraciones de nuestras pequeñas mentes “aristotélicas”, no porque podamos compararnos todos con Aristóteles, sino porque, como especie, procesamos las ideas como él lo haría (que me perdone el estagirita, pero él, más que un filósofo, era un científico, desde mi punto de vista, no llegó nunca a su Maestro); repito, en el Mundo de las Ideas Platónicas, la Libertad y la Justicia son necesarias y no precisamente antagónicas, aunque el equilibrio y la entropía que las definen puedan parecerlo.
¿Se puede hacer un binomio perfecto de Justicia y Libertad sin limitar en nada su pureza “plenipotenciaria” o absoluta? Posiblemente, la única forma de hacerlo sea acudiendo al recurso de los multiversos. Sí, cuando algo está determinado por una causa en un universo concreto, no puede darse la libertad absoluta de cambiar el efecto. Sólo se podría cambiar el efecto cambiando la causa; es decir, escogiendo otro camino fáctico.
En ese sentido, somos puntos céntricos en un universo infinito, donde cada camino se convierte también en un punto central del que parten infinitas posibilidades… Es muy duro imaginarnos así, pero la REALIDAD ABSOLUTA no se acomoda, ni encaja, en nuestras infinitamente pequeñas realidades.
Si quiero libertad absoluta, debo pensarme como un ser infinito con posibilidades absolutas. Si quiero justicia absoluta, la hallaré viviendo de forma paralela en esos infinitos multiversos, donde cada una de mis acciones sean precedidas de los efectos que equilibradamente corresponden.
Desde nuestras pequeñas conchas mentales no podemos pretender albergar toda el agua de un océano y es muy arriesgado pretenderlo, en el sentido de que podemos caer en locas elucubraciones; pero si nuestra realidad no es la REALIDAD, qué más nos da el riesgo.
Quizás por casualidad (esa que no existe en la idea de Justicia) o quizás por causalidad (esa que no existe en la idea de Libertad) acabemos alguna vez dando con la respuesta “correcta”, con la visión más aproximada…
Desde siempre he dado muchas vueltas a la idea de destino y también a la idea de libre albedrio. Ambas ideas me perturban cuando trato de asirlas a mi propia existencia como entes absolutos; quizás por eso en este mundo de matrix (esa matriz ilusoria de donde todo parte; ese barro que amasó y al que, el Alfarero, dio forma y destino) todo es inexorable; pero inexorablemente sujeto al cambio (Zenón y sus paradojas).
Lo absoluto, lo relativo:
¿Qué es lo que nos configura?
¿Con qué nos quedamos, con la idea de Justicia o con la idea de Libertad?
¿Si nos quedamos con las dos ideas, ya no somos uno, somos infinitos…?
Da miedo sólo pensarlo…, al menos, a mí me lo da. Me gustaría, y creo que a la mayoría de nosotros también, tener respuestas lógicas que nos tranquilicen; pero siempre acabo como la pescadilla que se muerde la cola, en un círculo vicioso y sin salida.
Por lo anterior, acudo a los sabios para que me aporten luz y esto que sigue es lo que ellos me han dicho:
- La verdadera libertad consiste en el dominio absoluto de sí mismo ( Montaigne).
- La Libertad es la voluntad de ser responsables con nosotros mismos (Nietzche).
- La libertad está en ser dueños de la propia vida (Platón).
- La justicia sin fuerza es impotencia y la fuerza sin justicia es tiranía (Pascal).
- La justicia es la verdad en acción (Sócrates).
- Que cada quien haga lo suyo, lo que le toca, lo que le corresponda…; en esa ciudad llamada República. (Platón).
Todos esos sabios hablaron de Libertad y Justicia referidas a este mundo, no al mundo de lo absoluto…, hasta Platón lo hizo. No obstante, para este mundo esas formas de pensar me parecen totalmente acertadas; no porque ellos las pensaran, sino porque desde mi relativa liberad así lo pienso.
JUSTICIA Y LIBERTAD: ¿REALMENTE OS DAIS LA MANO?...
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