La dirección de Junts per Catalunya se encuentra inmersa en un proceso de renovación que parece nunca llegar, mientras surgen debates sobre el relevo de su figura más emblemática. Aunque Carles Puigdemont volvió a afianzar la unidad del partido durante las elecciones catalanas del 12 de mayo de 2024, fuentes del entorno posconvergente habrían dicho a The Objective que "ha llegado a su techo electoral, y es bajo". Este reconocimiento, que antes consideraban su mayor activo, ha impulsado a la cúpula a replantearse el futuro del liderazgo.
El conflicto interno se cristaliza en el enfrentamiento entre los sectores del antiguo aparato convergente y las corrientes que han quedado al margen tras la salida de figuras como Laura Borràs o el abogado Jaume Alonso Cuevillas. Aunque todavía reconocen que el debate sobre la sustitución de Puigdemont "está muy verde", la necesidad de buscar nuevos referentes se hace cada vez más urgente.
En este contexto, la estrategia comienza a girar en torno a identificar y potenciar a los candidatos que cuenten con un mayor respaldo en las bases del partido. Un nombre destacado es el de Salvador Vergés, reconocido por su cercanía con los militantes y por su potencial para representar el futuro de Junts per Catalunya. No obstante, la consolidación de los antiguos liderazgos en Junts y en ERC ha dejado claro que, al igual que en el pasado, figuras como Salvador Illa podrían no enfrentar competencia interna para disputar el gobierno autonómico.
En definitiva, mientras la organización se debate entre mantener una figura consolidada y abrir paso a nuevas propuestas de liderazgo, el camino hacia una transformación efectiva se ve empañado por los desafíos de una renovación que parece perpetua.
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