La teniente de alcalde de Urbanismo de Barcelona, Laia Bonet, ha señalado que la necesidad de reformar la calle Pi i Maragall por el mal estado del pavimento es el "enésimo ejemplo de buenas intenciones y malos resultados" del gobierno de la exalcaldesa Ada Colau.
"Una ciudad más sostenible no se hace solo con buenas intenciones, se hace con rigor, se hace con criterios técnicos", ha sostenido Bonet en una comparecencia en la Comisión de Urbanismo de este martes solicitada por Junts, donde la oposición la ha recordado que el PSC también formaba parte del anterior ejecutivo.
Sobre responsabilizar a la empresa que realizó a la reforma, ha señalado que en este caso no ha habido un problema de ejecución, sino de "no haber trasladado" con exactitud la funcionalidad que tenía que tener la calle en cuestión.
"No se trata de decirle a la empresa que levante las piedras y ponga otras", ha defendido Bonet ya que, ha avisado, en un año la ciudad tendría que volver a gastarse 1 millón de euros en volver a cambiarlas.
Balones fuera
Desde Junts, la concejal Carme Lleó ha reprochado a Bonet que eche balones fuera, textualmente, mientras que la concejal de los Comuns Lucía Martín le ha pedido que deje de mentir y ha culpado al gobierno municipal de desplegar una "cortina de humo" contra las pacificaciones.
La concejal de ERC Rosa Suriñach ha lamentado que la reforma que tenía que suponer un avance ha acabado en un foco de malestar; el portavoz del PP, Juan Milián, ha sostenido que "no todo vale para hacer propaganda de ciudad verde", y el de Vox, Liberto Senderos, ha señalado que este desastre es el pan de cada día de los barceloneses.
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