Inspectores de Hacienda creen que se producirá un caos técnico y fiscal en la cesión del IRPF a Catalunya
Esta cesión está prevista que se lleve a cabo en enero de 2026
La posible cesión de la gestión del IRPF a la Generalitat de Catalunya, prevista para enero de 2026 como parte del acuerdo político entre el PSOE y ERC para la investidura de Salvador Illa, ha encendido las alarmas entre una buena parte de inspectores de Hacienda y expertos tributarios. La medida, que formará parte del denominado “cupo catalán”, plantea una compleja reestructuración del sistema tributario actual con implicaciones técnicas, operativas y jurídicas de gran calado.
Aunque la atención pública suele centrarse en la Campaña de la Renta, los especialistas advierten que el verdadero reto no está en la declaración final, sino en el sistema de retenciones a cuenta que realizan las empresas mes a mes a través de la Agencia Tributaria (AEAT), a partir del 20 de febrero de cada ejercicio fiscal.
“Gestionar el IRPF es mucho más complicado que abrir una cuenta para recibir fondos”, advierte Francisco de la Torre, explica el inspector de Hacienda y coautor del libro La factura del cupo catalán.
Su visión la comparte Rufino de la Rosa, exdirector de Gestión Tributaria de la AEAT, quien plantea a través de su perfil de Linkedin, interrogantes sin resolver: “No se ha explicado cómo se coordinarán las retenciones de empresas radicadas en Cataluña con empleados en el resto de España, y viceversa”. La complejidad se multiplica cuando se considera que el 85% del IRPF proviene de retenciones, especialmente sobre el trabajo y el ahorro.
¿Un sistema tributario en juego?
Actualmente, el IRPF representa casi la mitad de la recaudación tributaria del país y un 46% de los ingresos en Catalunya, una comunidad que aporta el 20% del PIB nacional. Según los inspectores, para asumir esta competencia será necesario reconfigurar por completo el sistema de retenciones, establecer nuevas vías de información con las empresas y bancos, y asegurar un acceso fiable y unificado a los datos de los contribuyentes.
“Traspasar el IRPF no es simplemente transferir dinero de una cuenta a otra —insiste De la Torre—, implica acceder a datos precisos que se obtienen de un sistema construido durante décadas”.
Fuentes cercanas a los equipos técnicos de la Generalitat valoran como solución intermedia que la AEAT ingrese las retenciones en una cuenta del Banco de España, desde donde se transferirían posteriormente a la Generalitat. Esta fórmula evitaría cambios legislativos inmediatos, aunque no resuelve los problemas de fondo y es vista por algunos como el primer paso hacia una fragmentación de la AEAT.
Silencio administrativo y falta de coordinación
Por el momento, ni los funcionarios de la Agencia Tributaria a nivel nacional ni los de su Delegación en Cataluña han recibido instrucciones concretas. La Comisión Mixta de Asuntos Económicos y Fiscales, celebrada en Barcelona el pasado 28 de febrero, acordó ampliar el papel de la Agencia Tributaria de Catalunya (ATC) en la Campaña de la Renta de 2024, con la contratación de 192 asesores y la apertura de 36 oficinas en todo el territorio catalán, pasando de 35 a 87 puntos de atención al contribuyente.
Sin embargo, esta medida operativa, aunque significativa, no guarda relación directa con el complejo sistema de ingreso de retenciones que se pretende trasladar a partir de 2026, y ha pasado prácticamente desapercibida entre asesores fiscales y asociaciones profesionales.
Una reforma de alto riesgo
Expertos y exresponsables de Hacienda coinciden en señalar que el proyecto, tal como se plantea, podría desembocar en un escenario caótico si no se planifica con precisión y coordinación interterritorial. Además, subrayan que, lejos de ser una simple cesión técnica, la gestión del IRPF supone una cuestión estructural que afecta a la cohesión del sistema tributario español.
Escribe tu comentario