Salvador Illa, en tiempo de descuento: ERC y Comuns amenazan la viabilidad de los Presupuestos
El president encara el reto de los Presupuestos de 2026 con sus socios de investidura distantes y sin garantías de apoyo
El Debate de Política General celebrado en el Parlament de Catalunya ha dejado una conclusión política clara: el president Salvador Illa afronta un escenario de fragilidad en los apoyos que necesita para sacar adelante los Presupuestos de 2026. Lo que debía ser el punto de partida de un curso parlamentario de estabilidad se ha transformado en una advertencia explícita por parte de ERC y los Comuns, que no garantizan en absoluto su respaldo a las cuentas del Govern.
El socialista aspira a presentar los Presupuestos antes de fin de año, convencido de que son esenciales para desplegar su proyecto de “política útil, noble y educada”. Pero la realidad política que emergió del debate apunta más bien a un escenario de desconfianza y condiciones sin cumplir, con socios que reclaman hechos y no anuncios.
ERC marca distancias y acusa a Illa de “vivir de renta”
El portavoz de Esquerra Republicana, Josep Maria Jové, endureció su discurso contra el Govern. Aseguró que Illa “vive de renta” de la herencia del expresident Pere Aragonès y del “prestigio que el statu quo le construyó”, advirtiendo de que el PSC no ha cumplido los compromisos pactados. Su mensaje fue inequívoco: “Gobernar de renta se acaba”.
ERC exige que se avance en la financiación singular para Catalunya, en la resolución del conflicto político y en el traspaso de Rodalies, condiciones que fueron parte de los acuerdos de investidura y que, a su juicio, siguen pendientes. Además, Jové recordó que la militancia republicana aprobó aquel pacto con un margen muy estrecho, reflejo de la escasa confianza interna hacia el PSC. La advertencia fue directa: sin avances concretos, no habrá apoyo presupuestario.
Más aún, los republicanos han querido dejar claro que el actual equilibrio parlamentario no les compromete automáticamente. Pese a que la suma de PSC, ERC y Comuns alcanza la mayoría absoluta, Esquerra se reserva el voto como instrumento de presión. Su objetivo: mantener la iniciativa política y evitar quedar diluida en la agenda socialista.
Los Comuns endurecen el tono y reclaman ejecución, no promesas
Desde el otro flanco, Jéssica Albiach, líder de En Comú Podem, mantuvo una posición similar en el fondo: desconfianza y exigencia. Acusó al Govern de haber impuesto “cero sanciones” a quienes incumplen la ley de vivienda y denunció que la acción de control ha recaído sobre los sindicatos. Reclamó medidas urgentes para frenar desahucios, rehabilitar barrios degradados y blindar los servicios públicos, especialmente en sanidad y educación.
Albiach también vinculó su apoyo a las cuentas a compromisos verificables y a una orientación de izquierdas más clara. Sin avances en política de vivienda, memoria democrática y servicios públicos, los Comuns no avalarán el presupuesto. En su intervención, pidió “no mezclar inmigración con seguridad” y advirtió a Illa de que la “pureza de posiciones no lleva a ninguna parte”, recordando que la coherencia progresista también se mide en la ejecución, no en el discurso.
Los anuncios de Illa no despejan la duda
En su réplica, Salvador Illa trató de exhibir resultados concretos. Anunció un acuerdo con la Sareb para que la Generalitat gestione unas 13.000 viviendas y 300 solares en Catalunya, lo que calificó como “un paso importante en materia de vivienda”. También defendió la necesidad de modernizar infraestructuras y mantener la competitividad empresarial, en referencia a proyectos como la ampliación del aeropuerto de El Prat.
Sin embargo, ni ERC ni los Comuns interpretaron estos anuncios como garantía suficiente. Los primeros los consideran insuficientes si no se abordan los compromisos estructurales de financiación y autogobierno; los segundos reclaman una aplicación inmediata y visible de las políticas sociales. Ambos coinciden en un diagnóstico: el Govern no puede limitarse a gestionar, debe demostrar capacidad de transformación.
Una mayoría en el aire
La suma aritmética del bloque de investidura permitiría aprobar los Presupuestos, pero políticamente esa mayoría está en cuestión. ERC y los Comuns comparten una idea de fondo: Illa debe ganarse el voto con hechos. Los republicanos no quieren aparecer como muleta del PSC, y los Comuns buscan diferenciarse tras años de apoyo a gobiernos socialistas en Madrid.
A día de hoy, ninguno de los dos grupos ofrece garantías. Ambos mantienen la puerta abierta al diálogo, pero su posición es más de advertencia que de colaboración. Si Illa no logra convertir las negociaciones en compromisos concretos y visibles, el riesgo de bloqueo es real.
Las consecuencias de un segundo año sin Presupuestos
En el horizonte asoma un escenario que Salvador Illa quiere evitar a toda costa: repetir un ejercicio político sin Presupuestos aprobados. Sería el segundo año consecutivo con las cuentas prorrogadas, un síntoma de bloqueo estructural que ya sufre el Gobierno central de Pedro Sánchez y que en Catalunya tendría un impacto político inmediato.
Seguir sin aprobar unas nuevas cuentas significaría debilitar la credibilidad del Govern, dificultar la ejecución de proyectos estratégicos y trasladar una imagen de parálisis institucional. Para Illa, además, supondría ver erosionado su principal activo político —la promesa de gestión y estabilidad—, justo cuando intenta consolidarse como referente del socialismo catalán.
En el plano político, la falta de Presupuestos daría una victoria simbólica a Junts, que vería confirmado su diagnóstico de que el Govern de Illa no tiene mayoría real y que Catalunya sigue sin una dirección clara. El independentismo aprovecharía ese bloqueo para cuestionar la viabilidad del proyecto socialista y presentarse como alternativa de gobernabilidad futura.
Por eso, más allá de la negociación técnica, el reto de Illa es eminentemente político: aprobar los Presupuestos de 2026 no es solo una cuestión de gestión, sino de autoridad y liderazgo. De lo contrario, la legislatura podría entrar en un punto muerto antes incluso de consolidarse.
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