Ayuso complica el camino de Feijóo hacia la Moncloa: la imposibilidad de gobernar con todos en contra

La estrategia de Alberto Núñez Feijóo para presentarse como un líder moderado y presidencialista vuelve a toparse con un obstáculo recurrente: Isabel Díaz Ayuso. La presidenta de la Comunidad de Madrid ha abandonado este viernes la reunión de la Conferencia de Presidentes en Barcelona en señal de protesta por el uso del euskera y el catalán durante las intervenciones de sus homólogos Imanol Pradales (Euskadi) y Salvador Illa (Catalunya).

Ayuso cumplía así la amenaza que había lanzado el día anterior en la Asamblea de Madrid, donde advirtió que no toleraría que se hablara en otra lengua que no fuera el castellano, rechazando el uso de pinganillos y calificaciones como “corruptela” al referirse al uso institucional de las lenguas cooficiales. Mientras tanto, compañeros de partido como el presidente gallego, Alfonso Rueda, y la balear, Magda Prohens, sí hicieron intervenciones parciales en sus lenguas propias (gallego y catalán), en un tono integrador y respetuoso.

Feijóo atrapado entre Madrid y la realidad territorial de España

El gesto de Ayuso vuelve a tensionar al PP y evidencia la fractura interna entre su ala más ultra —encarnada en la lideresa madrileña— y la que aún intenta tender puentes con las realidades territoriales, como la que representaba el propio Feijóo cuando era presidente de Galicia y utilizaba el gallego con normalidad institucional.

En un país sin mayorías absolutas, donde cualquier intento de gobernar pasa por negociar con partidos autonómicos como PNV, Junts o ERC, el estilo de Ayuso dinamita las posibilidades del PP de articular una mayoría viable en el Congreso. Y proyecta una imagen de una España rígida, intolerante con su diversidad lingüística y cultural, justo lo contrario de lo que requieren los equilibrios parlamentarios actuales.

El PP reaviva su guerra contra las lenguas cooficiales

Ayuso no solo se enfrentó al espíritu de la Conferencia —convocada por Pedro Sánchez precisamente para reforzar la idea de una España diversa y multinivel— sino que reafirmó la hostilidad del PP hacia las lenguas cooficiales tanto en el plano nacional como europeo. Su oposición frontal a la oficialización del catalán, euskera y gallego en Bruselas ya generó tensiones internas y ahora vuelve a hacerlo en casa.

Lejos de sumar, su gesto ha reactivado la cohesión del bloque progresista en torno al PSOE, que ha denunciado la falta de respeto institucional y la actitud de confrontación de la presidenta madrileña. La paradoja es evidente: cuanto más radicaliza su mensaje Ayuso, más se alejan del PP los posibles aliados parlamentarios que necesitarían para una futura investidura.

La imagen de España que no suma

Las imágenes de Ayuso plantando a presidentes autonómicos por hablar en su lengua oficial recorren ya los medios y las redes. Y plantean una pregunta clave: ¿puede alguien llegar a gobernar España sin entender que España no es solo Madrid, sino una realidad plurinacional con múltiples identidades, lenguas y sensibilidades?

Mientras tanto, Sánchez sigue sacando rédito de estos episodios para reforzar su perfil como líder que apuesta por la convivencia, la cohesión territorial y el reconocimiento de la diversidad cultural del país. Incluso el Rey utiliza con naturalidad el catalán en sus intervenciones públicas, sin que eso le reste institucionalidad.

Feijóo tiene cada vez más difícil mantener el equilibrio entre contentar a su electorado más centralista y construir una mayoría que represente a todo el país. Y Ayuso, con su particular forma de hacer oposición desde dentro del PP, no parece dispuesta a facilitarle ese camino.