Gabriel Rufián (ERC): "Para intentar llegar a acuerdos, canjeo principios"
"Es mucho mejor ser útil que tener razón"
El portavoz de Esquerra Republicana en el Congreso, Gabriel Rufián, ha encendido el debate dentro y fuera de su partido tras unas controvertidas declaraciones en una entrevista en TikTok. Unas declaraciones que han resonado con fuerza tanto en círculos políticos como entre la militancia republicana. “No quiero tener razón en política, quiero ser útil”, afirma el dirigente en un tono confesional, que muchos ya interpretan como una justificación de las cesiones que Esquerra viene haciendo en las últimas legislaturas.
En una reflexión que ha generado revuelo interno, Rufián admite sin ambages: “Para ser útil, a veces me toca comerme lo que yo considero que son mis principios”. Y lo ejemplifica con un tema especialmente sensible en el seno del independentismo de izquierdas: la energía nuclear.
“¿Yo estoy a favor de las nucleares? No, no estoy a favor; me parecen un peligro. Creo que nadie quiere vivir en un cementerio nuclear, ¿no?”, argumenta, pero acto seguido señala que hay “cientos, incluso miles de personas que viven gracias a que trabajan en las centrales nucleares en el sur de Tarragona”.
Ante esta contradicción, el dirigente republicano afirma que ha optado por una vía pragmática: pactar con el Gobierno un plan de reconversión antes de que se cierren las nucleares, “para que esta gente tenga una salida, que tenga un trabajo al día siguiente”.
Tensiones internas y acusaciones de claudicación
La intervención de Rufián ha hecho saltar chispas entre sectores de ERC que acusan al partido de abandonar los principios ecologistas y sociales que han definido históricamente su programa. Varios miembros de la base ya han manifestado su malestar por lo que consideran una claudicación ante el realismo político, sin una alternativa clara ni un calendario concreto de transición energética.
Más aún cuando el propio portavoz apunta que “lo fácil es la pancarta, el no a las nucleares”, desmarcándose explícitamente del activismo tradicional. En un comentario que ha sido interpretado como una crítica velada al movimiento ecologista, Rufián recuerda cómo sus propios amigos de la Torre de l’Espanyol le espetan: “Ya, ¿y luego qué? ¿Me voy a coger aceitunas?”
¿Realismo político o deriva ideológica?
El episodio reabre la fractura latente en Esquerra entre el sector más pragmático —centrado en gobernabilidad y pactos con el PSOE— y aquellos que reclaman recuperar un perfil ideológico más claro. Para algunos, las palabras de Rufián no son más que una constatación de que ERC ha entrado de lleno en la política de la resignación, donde las líneas rojas se difuminan en nombre de la utilidad institucional.
Mientras tanto, el debate se instala no solo en los pasillos del Congreso, sino también en las asambleas locales, en un momento en que Esquerra busca redefinir su papel en el mapa político catalán tras los retrocesos electorales.
La pregunta que muchos se hacen es si, en el intento de ser útil, ERC está perdiendo aquello que la hacía reconocible.
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