¿Inyecciones adelgazantes? OCU pide cautela y "más información" a Sanidad
Un informe de la OCDE alerta que para 2050 la esperanza de vida en España podría reducirse en 2,6 años por problemas relacionados con el exceso de peso
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha solicitado al Ministerio de Sanidad que amplíe la financiación pública de los medicamentos inyectables aGLP-1, actualmente disponibles para pacientes con diabetes tipo 2 y obesidad, para incluir también a personas que padezcan obesidad junto con alguna enfermedad asociada, aunque no tengan diabetes. Esta medida ya está aprobada en países como Reino Unido, donde fármacos como Wegovy y Saxenda se financian para pacientes con un Índice de Masa Corporal (IMC) igual o superior a 35.
Los tratamientos con estas inyecciones han demostrado ser seguros y eficaces. Funcionan regulando los niveles de azúcar en sangre y reduciendo el apetito, lo que puede lograr una pérdida de peso de entre un 8% y un 20%, según el medicamento. Además, se están estudiando beneficios adicionales para enfermedades cardiovasculares, hepáticas, del sistema nervioso y problemas de fertilidad.
Desde la OCU destacan que el coste de financiar estos tratamientos para personas con obesidad y enfermedades asociadas se recupera rápidamente. Los cuidados médicos de estos pacientes son complejos y costosos: un informe de la OCDE alerta que para 2050 la esperanza de vida en España podría reducirse en 2,6 años por problemas relacionados con el exceso de peso, y que estos problemas representarían cerca del 10% del gasto sanitario anual, aproximadamente 9.000 millones de euros.
Además, el impacto económico no se limita a la sanidad pública. La obesidad también provoca pérdidas de ingresos individuales por bajas médicas y jubilaciones anticipadas. Según la OCDE, las enfermedades vinculadas al exceso de peso podrían reducir el PIB español en un 2,9% cada año.
Por todo ello, la OCU insta al Ministerio a que adopte un enfoque coherente con otros factores de riesgo reconocidos (como tabaquismo, hipertensión o colesterol), financiando el tratamiento de la obesidad para quienes están en mayor riesgo, independientemente de que tengan o no diabetes. No tiene sentido que el Sistema Nacional de Salud financie medicamentos para otros riesgos pero no para la obesidad, una enfermedad que afecta a millones y con graves consecuencias para la salud pública y la economía.
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