Caminar por la orilla de la playa puede ser más peligroso de lo que crees
Aunque muchos lo ven como un pasatiempo veraniego saludable, caminar por la arena puede causar lesiones, deshidratación e incluso insolaciones
El verano ya está aquí y las playas se llenan de bañistas buscando escapar de las altas temperaturas. Además de darse un chapuzón, una de las actividades favoritas es caminar por la orilla del mar. Sin embargo, lo que parece un hábito saludable podría esconder varios riesgos para la salud, según advierten los especialistas.
La superficie irregular de la arena convierte cada paso en un pequeño desafío para el cuerpo. Caminar sobre un terreno inestable aumenta el riesgo de torceduras, esguinces o caídas, sobre todo en personas con problemas de equilibrio o debilidad muscular.
Otro aspecto a tener en cuenta es el esfuerzo físico adicional. La arena blanda obliga a trabajar más los músculos que una superficie plana, lo que puede ser demasiado intenso para quienes padecen enfermedades crónicas, problemas articulares o limitaciones físicas.
A esto se suma la exposición directa al sol y al calor. Pasear largos tramos en la playa sin la protección adecuada puede derivar en deshidratación, insolación o quemaduras solares. Los expertos recomiendan evitar las horas centrales del día, aplicar protector solar y mantenerse bien hidratado.
Por último, las condiciones ambientales de cada playa también influyen. Factores como el viento fuerte, las mareas altas o la presencia de medusas pueden convertir una caminata placentera en una experiencia incómoda o peligrosa.
En definitiva, aunque caminar por la playa pueda parecer un plan perfecto de verano, no siempre es recomendable. Los especialistas aconsejan optar por paseos más seguros en superficies firmes y reservar la arena para lo que mejor ofrece: un buen descanso junto al mar.
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