11-S: así transformó la seguridad mundial en el mayor atentado terrorista de la historia

Después de derribar las dos Torres Gemelas, se fueron implementando más medidas de seguridad en los aeropuertos

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Atentados del 11-S

 

Atentados del 11-S
Atentados del 11-S / Archivo

Este domingo, 11 de septiembre, se cumplen 21 años del mayor atentado terrorista de la historia, en el cuál dos aviones suicidas, comandados por el grupo terrorista islámico Al Qaeda, se estrellaron contra las torres gemelas; y a pesar de que esta segunda parte ha quedado siempre en un segundo plano, también hubo otro avión que se estrelló contra el Pentágono, la sede del ejército estadounidense. En aquella serie de ataques murieron casi 3.000 personas, y más de 25.000 personas fueron heridas. En el plano económico, el derribo de las Torres Gemelas supuso un coste de al menos 10 mil millones de dólares en daños a la infraestructura y la propiedad. 

 

Ante un atentado de esta magnitud, el cual sigue siendo el más mortífero más de dos décadas después, las normas de seguridad se endurecieron mucho para evitar más sucesos como este. Si antes el aeropuerto era prácticamente un "pasen y vean", con medidas de seguridad muy limitadas, pasó a un nivel de vigilancia muy superior en los meses y años siguientes.

 

LA SEGURIDAD ANTES DEL 11-S

 

Antes del atentado, nadie se quitaba los zapatos, prácticamente pasaban sin carné de identidad, no se separaban los objetos electrónicos, podían llevar todos los líquidos que quisieran en el equipaje de mano... 

 

Hay que dejar claro que, hasta ese momento, la formación en seguridad que tenían los miembros era prácticamente nula. De hecho, raro era si las personas pasaban por el detector de metales. Las familias podían acompañar a los viajeros hasta la misma puerta de embarque, y cuando ya estaban en el avión, los niños podían llegar incluso a pedir una foto con los pilotos y la tripulación en la cabina. 

 

DESPUÉS DEL 11-S, TODO CAMBIÓ

 

Pero todas esas libertades se agotaron desde el mismo momento en que se dieron cuenta de que un avión, a parte de transportar gente, podía llegar a ser una arma múltiplemente mortal. Lo primero que hizo la administración de George W. Bush fue invertir 20 mil millones de dólares para modernizar toda la seguridad e inteligencia en las terminales aéreas. 

 

El 19 de noviembre de 2001 el Congreso aprobó la Ley de Seguridad de Aviación y de Transporte, creando así la Administración de Seguridad de Transporte (TSA). Esta agencia, hoy en día, es parte del Departamento de Seguridad Nacional, que fue creado en 2002, y se encarga de supervisar la seguridad en más de 400 aeropuertos de los Estados Unidos. 

 

Uno de los cambios naturales fue que los pilotos se encerraron en la cabina con puertas blindadas y armas de fuego por si tenían que defenderse de potenciales secuestradores, tal y como sucedió con los dos aviones secuestrados que se estrellaron contra las Torres Gemelas. 

 

El hecho de quitarse los zapatos cuando son botas muy grandes, viene por un segundo ataque que se quedó a las puertas de ser otra masacre. En diciembre del 2001, tan solo tres meses después del 11-S, un hombre inglés, Richard Reid, conocido como el 'Shoe bomber', escondió explosivos en sus zapatos e intentó detonarlos en el avión de American Airlines que viajaba de París a Miami. Afortunadamente, una auxiliar de vuelo evitó el atentado. 

 

También se mejoró en los trabajadores, ya que un año después del 11-S, se contrataron a 56.000 nuevos encargados de seguridad y, además, la TSA contrató a 65.000 agentes federales nuevos.

 

A finales de 2002, la TSA consiguió desplegar en todos los aeropuertos del país un sistema de detección de explosivos, y en 2003, se implementó el control de seguridad: el escáner y la revisión del equipaje de bodega.

 

En el 2006, este mismo organismo prohibió el transporte de líquidos, geles y aerosoles en el equipaje de mano después de que la Policía británica descubriera un plan para hacer detonar líquidos explosivos en un ataque que pretendía derrumbar siete aviones que viajaban de Inglaterra a Canadá y Estados Unidos. Meses después, relajaron esta medida y permitieron llevar envases menores a 100 ml. en bolsas plásticas transparentes. 

 

 

Fue a partir del 2017 cuando el TSA obligó a todas las personas a pasar por rayos X sus maletas con los objetos electrónicos más grandes que un celular, ya que hubo una serie de atentados frustrados desde Australia y Yemen usando objetos electrónicos y cartuchos de impresoras como explosivos.

 

Por lo tanto, el 11-S y los ataques (o intentos) posteriores han ido moldeando la seguridad hasta tener la que es hoy en día, consiguiendo un nivel de seguridad muy elevado en los aeropuertos. 

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