Se alcanzan los 8.000 millones de personas: "Somos conscientes que el consumo de recursos es muy desigual"

Tras llegar a la mayor cifra de población en la historia, CatalunyaPress habla con Greenpeace para ver cómo afecta al medioambiente y cómo se ha llegado hasta este nivel poblacional

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Catalunya press   bangladesh

 

Catalunya press   bangladesh
Bangladesh, India / @EP

Este martes se llegaba a un hito mundial: ya somos 8.000 millones de personas en el planeta. António Guterres, secretario general de la ONU, calificaba este hecho como un "hito histórico para el desarrollo de la humanidad", y así lo es porque la Tierra nunca ha estado habitada por tantísimas personas. Los dos países que más personas tienen son China, con 1.425 millones de habitantes, y la India, con 1.402 millones. Lo preocupante es que, en tan solo 50 años, los dos países han aumentado en 1.000 millones de personas su población... un ritmo de crecimiento difícil de asimilar.  

 

 

El crecimiento en los últimos años ha sido completamente exponencial. Para hacernos una idea: en el año 1 habían 188 millones de personas en la Tierra. En el 1700, habían 603 millones de personas, y tan solo 322 años después, se ha llegado a los 8.000 millones. Este dato implica que la tasa de crecimiento es siete veces mayor que en el siglo XIX, y se espera que en 2.100 se alcancen los 10.355 millones de habitantes en este planeta. 

 

¿CÓMO SE LLEGA A ESTA CIFRA?

 

Uno de los motivos que han provocado que se haya llegado a esta cifra es el aumento de esperanza de vida. En 2019, alcanzó los 72,8 año, una mejora de casi nueve años desde 1990. Se proyecta que las reducciones futuras de la mortalidad se traducirán en una longevidad mundial promedio de alrededor de 77,2 años de media para 2050. 

 

Vivir más años ha sido posible gracias a la mejora de la medicina y las condiciones de vida, lo que ha traído como consecuencia un descenso de la mortalidad notorio. Además, también ha aumentado la natalidad, y en muchos países, sobre todo los que están más desarrollados, ya no fallecen tantos hijos, tal y como pasaba en décadas anteriores.

 

Además, a pesar de que nos encontramos en guerra entre Rusia y Ucrania, actualmente los conflictos bélicos no son tan comunes como en siglos anteriores. 

 

LA JUSTICIA SOCIAL Y LA DESIGUALDAD, CLAVE EN EL DETERIORO DE LA SALUD DEL PLANETA

 

Está claro que 8.000 millones de personas necesitan su dosis de agua y de comida a diario para sobrevivir. Esto se traduce en muchos litros de agua y muchos kilos de comida, y los recursos del planeta no son infinitos, por lo que llegar a la escasez de éstos acabará siendo inevitable. 

 

La población mundial alcanza los 8.000 millones de personas

 

No obstante, es importante remarcar que lo que más daña el planeta es el consumo abusivo de sus recursos, y la realidad es que no es equitativo en todo el mundo. Es incomparable los recursos que necesitan los países desarrollados para mantener sus comodidades en relación a países de África, por ejemplo, en el que el nivel de vida no tiene nada que ver. 

 

"Determinados espacios pueden permitirse el lujo de decir que somos muchos cuando somos conscientes que el consumo de recursos es muy desigual. Para hacernos una idea, el consumo de electricidad per cápita de Finlandia es 200 veces el de una persona en Gambia", afirmaba para CatalunyaPress Javier Raboso, responsable de campañas de paz y derechos humanos de Greenpeace

 

Caer en la trampa de pensar en cifras antes que en las desigualdades es fácil. De ahí, que cada tanto aparezcan propuestas de reducir la natalidad en los países que más hijos tienen. No obstante, el experto de Greenpeace enfoca la solución desde otro punto de vista: "La historia reciente nos demuestra que, cuantos más derechos sexuales y reproductivos tienen las mujeres, más se controlan las tasas de natalidad. En los lugares en los que menos pueden decidir las mujeres sobre su propio destino son los países en los que mayor natalidad existe".

 

"No solo importa el número de población a nivel global, importa también los modelos de asentamiento. No es lo mismo un territorio equilibrado y saludable que uno que esté desequilibrado y en el que hayan mega-ciudades que sean grandes consumidoras de recursos y energía y grandes excretoras de residuos", remarca Javier Raboso.

 

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De hecho, António Guterres instaba a "reducir el enorme abismo entre los que tienen mucho y quienes no tienen nada" dado que "nos dirigimos a un mundo lleno de tensiones y desconfianza, de crisis y conflictos". "Los hechos hablan por sí mismos. Una serie de multimillonarios controla tanta riqueza como la mitad más pobre del mundo. El 1 por ciento más pudiente del mundo se embolsa una quinta parte de la renta mundial y los habitantes de los países más ricos tienen una esperanza de vida de hasta 30 años mayor que los pobres", alertaba.

 

EL MODELO ACTUAL, INSOSTENIBLE PARA EL PLANETA

 

Esta desigualdad social está relacionada con el cambio climático. Mantener las comodidades que tenemos a día de hoy y reducir el nivel de contaminación son dos hechos contradictorios. Por lo tanto, se seguirá produciendo en grandes fábricas y se seguirá perforando la Tierra para extraer petróleo, lo que empeorará la calidad del aire, aumentará los niveles de CO2 y empeorará el calentamiento global.  

 

Cuanto mayor es la temperatura, más habituales serán los fenómenos atmosféricos extremos como huracanes, lluvias torrenciales... de la misma forma que la sequía y las altísimas temperaturas.

 

Por lo tanto, el medioambiente es el principal perjudicado de este problema global. "Hace falta una transformación de un sistema que necesita crecer para alimentar a cada vez menos población pero que es cada vez más rica a base de expoliar recursos y seguir incrementando la huella climática de nuestra sociedad. Pero no podemos olvidarnos que esta huella no se puede imputar a los 8.000 millones de personas", concluye el experto de Greenpeace. 

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