VÍDEO: Se cumplen 60 años de la nevada histórica que colapsó Barcelona

Difícilmente se podían cubrir las necesidades básicas. Los bomberos trasladaban a los hospitales a mujeres embarazadas, en muchos casos, quedando atrapados por el camino. Hasta el aeropuerto de El Prat estuvo cerrado cuatro días con 60 centímetros de nieve debido a la acumulación de nieve. 

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Gran nevada en Barcelona, 1962

 

 

Era 25 de diciembre de 1962. Puede ser casualidad o no, pero era el día de Navidad. Para sorpresa de muchos y para lamento de otros. Los hay que se alegraron porque probablemente no habían visto algo así antes. Otros, sin embargo, se pusieron frenéticos al contemplar el sepulcro de su coche. Para los esquiadores fue la ocasión idónea para demostrar que solo hace falta dos tablas en los pies para deslizarse por Gran Via. 

 

Para otros fue el momento de sacar la bufanda que tenían guardada y colocársela a los muñecos perecederos.

Por si no había quedado claro el 25 de diciembre de 1962 nevó. Y no fue una nevada cualquiera, sino que 25 centímetros de hielo se instalaron en la capital catalana y buena parte del país. 

 

El panorama bucólico tuvo una duración de 24 horas. Suficiente para hacer de la comida de Navidad una larga espera. Miles de personas se quedaron atrapadas sin poder volver a sus casas. Los tranvías, autobuses, coches, taxis y servicios públicos también lo estaban. 

 

Difícilmente se podían cubrir las necesidades básicas. Los bomberos trasladaban a los hospitales a mujeres embarazadas, en muchos casos, quedando atrapados por el camino. Hasta el aeropuerto de El Prat estuvo cerrado cuatro días con 60 centímetros de nieve debido a la nevada.

 

Ante el colapso, el alcalde franquista José María Porcioles decidió recurrir a un exiliado en Andorra, amigo suyo. Llamó al polifacético Andreu Claret Casadessús (1908-2005), político vinculado a ERC que organizó la evacuación de republicanos, se exilió y recaló en Andorra donde se convirtió en un empresario especializado en comunicaciones de montaña. Le pidió que trajera las máquinas quitanieves que explotaba con una concesión del gobierno andorrano para mantener abierto el puerto de Envalira. Claret, padre de los músicos Lluís y Gerard y del periodista Andreu, impulsor también del túnel del Cadí y medalla de honor de Barcelona, pudo con esa operación regresar a Catalunya a pesar de la oposición inicial del régimen.

 

Entró por la Diagonal de forma apoteósica, con Porcioles y la prensa esperándole. Lo hizo con 13 de sus 25 máquinas al final de un viaje de 24 horas en el que rescató a 3.000 vehículos por el camino. En cinco días y gracias a un inusitado viento del sur, más cálido, las calles quedaron transitables. Claret dijo a este diario en 1992 que la de Ferran fue la más difícil de recuperar porque «había decenas de coches abandonados». El experto concluyó: «Sin la bonanza se habría tardado un mes».

 

El impacto de la nevada fue aún más severo en los barrios de montaña. El periodista Albert Castillón, nacido pocos días antes en el Turó de la Peira, dijo: «Mis padres me habían llevado a visitar a la familia al centro y nos tuvimos que quedar unos días con ellos porque el Turó estaba inaccesible».

 

En esos primeros años 60 en torno al fenómeno natural y a su epopeya ciudadana se produjeron hechos relevantes como estos: despegue de Els Setze Jutges y la Nova Cançó (1961); marchas contra Franco en Europa e inicio del Vaticano II (1962); ejecución del comunistaJulián Grimau y avance de CCOO(1963).

 

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