Aunque la legislación ha contribuido a aumentar las tasas de abandono del hábito —un 51,3% en 2024—, el ritmo es tan lento que, según las enfermeras, “es casi imposible adelantarse a una industria que marca tendencia, sobre todo entre los jóvenes”.
Coincidiendo con el Día Mundial Sin Tabaco (31 de mayo), la Comisión de Tabaquismo del Consejo de Colegios de Enfermeras y Enfermeros de Cataluña (CCIIC) lanza una advertencia clara: legislar no es suficiente. Se necesitan profesionales formados, referentes y cercanos a la ciudadanía. Reclaman que la formación específica para dejar de fumar se incluya como contenido obligatorio en todas las facultades de Enfermería.
Los datos que demuestran la efectividad del apoyo profesional
La evidencia científica es contundente: mientras que solo un 5-7% de las personas logran dejar de fumar sin ayuda, la intervención profesional multiplica por cuatro las probabilidades de éxito, alcanzando tasas del 20-30%. Esto incluye tratamientos combinados con terapia psicoconductual, reuniones de apoyo y medicación específica.
Este impacto ya se observa con la nueva competencia de las enfermeras para indicar y autorizar tratamientos farmacológicos para dejar de fumar. Solo en los dos primeros meses de aplicación del protocolo, 2.355 enfermeras acompañaron a 7.637 personas en su proceso para dejar el tabaco.
El vacío formativo, un freno estructural
¿El problema? Esta competencia profesional no forma parte del currículo formativo de todas las enfermeras. Solo algunas universidades, como la de Barcelona y la de Lleida, ofrecen contenidos relacionados como optativas. La Comisión de Tabaquismo insiste en que esto debería ser universal y obligatorio.
“El tabaco y otras formas de adicción a la nicotina son un problema de salud pública de primer orden, y las enfermeras desempeñan un rol educativo esencial”, afirma la Comisión. La formación específica no solo mejora la prevención y el tratamiento, sino que puede acelerar el camino hacia una generación libre de tabaco.
Un llamamiento a las instituciones académicas y sanitarias
Con una industria tabaquera poderosa y persistente, la Comisión recuerda que el sistema sanitario —con cerca de 60.000 enfermeras en Cataluña— tiene herramientas para combatirla, si se le proporcionan los recursos y la formación necesarios. Por eso, exigen una respuesta clara por parte de las universidades y de las autoridades sanitarias, y hacen un llamamiento a convertir a los profesionales de Enfermería en el primer muro de contención contra el tabaquismo.
“Como con cualquier adicción, la población necesita una red de profesionales formados, cercanos y accesibles”, alertan. Y si queremos ganar esta batalla, hay que empezar en las aulas.
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