El 75% de los docentes lo confirma: las redes sociales están destrozando la salud mental de los alumnos
El deterioro de la salud mental entre niños y adolescentes españoles se ha convertido en una realidad palpable para el profesorado. Tres de cada cuatro docentes culpan directamente al uso masivo y creciente de las redes sociales como el factor principal que agrava los problemas emocionales en sus alumnos.
Este trabajo, basado en entrevistas a 500 profesionales del ámbito educativo —profesores, orientadores, psicólogos escolares, jefes de estudios y directores—, revela un panorama preocupante: la mitad de los docentes asegura encontrarse semanalmente con alumnos que manifiestan signos claros de malestar emocional.
Más de la mitad de los educadores han conversado en el último año con estudiantes que les han confesado tener dificultades de salud mental. En algunos casos, esta situación afecta a un número significativo de alumnos: el 8% de los docentes ha atendido a más de diez escolares con trastornos emocionales en el curso. La pandemia de covid-19 ha intensificado este fenómeno, ya que un 70% reconoce que el impacto del confinamiento y la crisis sanitaria ha disparado los problemas emocionales en el alumnado.
Diagnóstico desde las aulas: ansiedad, depresión y otros trastornos
Los profesores describen cuadros clínicos variados, que incluyen ansiedad (75%), depresión (50%), trastornos de conducta (43%) y alimentarios (35%). Aunque no son médicos, alertan además de la presencia de comportamientos autolesivos e ideaciones suicidas en un porcentaje relevante (entre el 12% y el 14%). De manera general, la falta de concentración, el cansancio, el acoso escolar, la sensación de soledad, la ansiedad ante exámenes y el estrés son problemas recurrentes observados en las aulas.
Al analizar las causas que los docentes asocian con este deterioro emocional, las redes sociales lideran claramente la lista, mencionadas por cerca del 70% de los encuestados. El uso excesivo de dispositivos electrónicos es señalado por casi la mitad. A continuación, las disfunciones familiares (47%) y los problemas en las relaciones entre compañeros son las siguientes causas principales. En menor medida, pero con presencia destacada, se mencionan el aislamiento social, las drogas y la presión académica.
Impacto social de las redes sociales y la tecnología en la salud mental
El 78% de los profesores vincula el incremento del acoso escolar a la influencia de las redes sociales, mientras que el 75% considera que estas plataformas han agravado los problemas de salud mental de sus alumnos. Además, un 42% opina que las redes sociales deterioran las relaciones sociales entre los menores, afectando la calidad de sus vínculos personales y la convivencia diaria.
Este diagnóstico subraya la necesidad urgente de abordar el impacto de las nuevas tecnologías y las dinámicas sociales que estas promueven dentro del entorno educativo, donde los alumnos pasan buena parte de su tiempo.
Falta de preparación y recursos en los centros educativos
A pesar de la gravedad de la situación, los docentes reconocen que carecen de formación y herramientas suficientes para afrontar este desafío. Tres de cada cuatro admiten dificultades para identificar problemas de salud mental en sus aulas, la misma proporción señala la falta de recursos para su detección y un abrumador 86% se siente incapaz de proporcionar apoyo efectivo a los alumnos afectados.
Además, la mitad de los profesores desconoce si en sus centros existen protocolos específicos para intervenir en casos de malestar emocional; en aquellos donde sí hay, suelen calificarlos de burocráticos, lentos y poco efectivos. La demanda de más profesionales especializados, como psicólogos, enfermeros, orientadores o trabajadores sociales, es una reivindicación constante para poder ofrecer una atención adecuada y temprana.
Hacia soluciones concretas: formación y guías prácticas para docentes
Frente a este escenario, la farmacéutica Viatris ha impulsado la elaboración de una guía práctica dirigida a los educadores españoles, que ofrece pautas para reconocer señales de alarma tempranas relacionadas con ansiedad, depresión, trastornos alimentarios o alteraciones del sueño. Esta herramienta también propone estrategias para que el profesorado pueda gestionar estas situaciones con responsabilidad y empatía, reforzando la colaboración con las familias y cuidando, además, del bienestar emocional del propio docente, a menudo olvidado en estos procesos.
El informe indica que el 90% de los docentes desea recibir formación específica para manejar estos problemas emocionales, lo que refuerza la urgencia de incorporar este tipo de recursos en el sistema educativo. La guía pretende proporcionar instrumentos claros y accesibles para romper el estigma asociado a los trastornos mentales y facilitar una intervención precoz que evite el agravamiento de los cuadros clínicos.
Necesidad de protocolos claros y colaboración familiar
Actualmente, sólo la mitad de los centros dispone de protocolos para abordar la salud mental, y su uso es, en opinión del profesorado, insuficiente. Para combatir este vacío, se destaca la importancia de fortalecer la cooperación entre familias y escuela, así como promover la educación en valores como el respeto y la convivencia en las aulas, esenciales para prevenir el acoso escolar y mejorar el clima emocional.
El profesorado apunta que la solución pasa por fomentar el diálogo abierto, la detección temprana y la intervención coordinada, con el fin de construir un entorno educativo saludable y protector para los estudiantes.
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