¿Animales huyendo de las bombas en Gaza? La verdad sobre las mantas gigantes en las playas catalanas
Ya han muerto varias, y expertos advierten: “Nosotros somos más peligrosos para ellas que ellas para nosotros”
Desde hace semanas, en la costa catalana se han avistado más de una decena de mantas marinas gigantes —conocidas científicamente como Mobula mobular—, un fenómeno inédito que está llamando la atención de la comunidad científica. Esta especie, en peligro de extinción, suele habitar en aguas profundas del mar abierto, por lo que su presencia junto a la orilla es inusual y preocupante.
Las mantas pueden alcanzar hasta tres metros de longitud y más de 300 kilos de peso. A pesar de su tamaño, no representan un peligro para los humanos. “No tienen dientes, no son agresivas, tienen un pequeño aguijón en la parte trasera pero es muy residual”, aclara a 3cat Lucía Garrido, jefa del Área de Clínica y Rescate de la Fundación CRAM.
Eso sí, se recomienda no acercarse ni tocarlas, y llamar al 112 para activar el protocolo de asistencia. En función de su estado, los equipos del CRAM pueden ayudar al animal a volver al mar, practicarle la eutanasia si no puede sobrevivir, o realizar una necrópsia si ha muerto. La mayoría de mantas encontradas este verano ya estaban sin vida, y las causas aún se investigan.
¿Huyen de las bombas?
La presencia de estos animales no solo ha aumentado en Cataluña, sino también en la Comunidad Valenciana, Baleares, Andalucía, Francia e Italia. ¿Por qué? Las hipótesis son múltiples. Según Claudio Barria, biólogo marino del Instituto de Ciencias del Mar, podría estar relacionado con el conflicto en Gaza: “En la zona de Palestina, que es donde había más mantas en el Mediterráneo, existe un conflicto que se ha agravado desde el año pasado. Parecería que se podrían haber desplazado hacia otras zonas”.
Lucía Garrido añade que también podrían influir factores como la migración natural, interacciones pesqueras, enfermedades, virus o incluso el calentamiento global.
El fenómeno sigue bajo estudio por científicos de una veintena de entidades del Estado, en coordinación con equipos de Francia e Italia. Mientras tanto, quienes avisten una de estas impresionantes criaturas pueden sentirse afortunados de haber presenciado a uno de los gigantes más esquivos del Mediterráneo.
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