La amenaza invisible que atormenta a nuestros Jóvenes: 8 de cada 10 han sufrido ciberacoso

Según Save the Children, una encuesta realizada a 222 jóvenes catalanes de entre 18 y 20 años reveló que 8 de cada 10 habían sido víctimas de violencia en el entorno digital siendo menores de edad

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La Fundación Cibervoluntarios organiza talleres para enseñar a los alumnos a detectar y prevenir el ciberacoso. Foto de archivo FUNDACIÓN CIBERVOLUNTARIOS

 

En la era digital actual, las redes sociales son el epicentro de la vida social y la formación de identidad para la juventud catalana.  Sin embargo, estas mismas plataformas, que conectan y unen, también pueden convertirse en un terreno fértil para el ciberacoso.  Este tipo de acoso, que se manifiesta a través de comentarios hirientes, burlas virales, fotomontajes difamatorios o campañas de exclusión, no tiene límites de tiempo ni espacio, invadiendo la vida de los jóvenes 24/7 y dejando una huella profunda mucho más allá de la pantalla.

Una realidad invisible pero creciente en Catalunya

A diferencia del acoso tradicional, el ciberacoso persigue a sus víctimas en su propio entorno, a través de sus teléfonos y redes sociales.  Los jóvenes catalanes, inmersos en esta realidad, pueden verse expuestos a un juicio social constante, donde los "likes" y los comentarios determinan su valía.  Durante la adolescencia, una etapa crucial para la construcción de la identidad y la autoestima, ser blanco de ataques públicos en línea puede desbordar la capacidad emocional de los jóvenes, afectando gravemente su bienestar.

Según Save the Children, una encuesta realizada a 222 jóvenes catalanes de entre 18 y 20 años reveló que 8 de cada 10 habían sido víctimas de violencia en el entorno digital siendo menores de edad. El ciberacoso fue la forma de violencia más común, afectando al 42% de los encuestados. La edad promedio en la que se sufre por primera vez es a los 13 años, y en el 64% de los casos, el acosador es un amigo o compañero de estudios.

Estudios más amplios, como los de UNICEF, indican que 1 de cada 3 jóvenes a nivel global ha sufrido ciberacoso. Además, un estudio del Observatorio Social de la Fundación La Caixa en España señala que casi la mitad de los jóvenes  (un 46,8%) ha experimentado algún tipo de ciberagresión en los últimos dos meses.  Alarmantemente, 4 de cada 5 víctimas no son conscientes de que están sufriendo ciberacoso.

Las consecuencias de este acoso pueden manifestarse en ansiedad, depresión, trastornos del sueño e, incluso, pensamientos suicidas.  La investigación también muestra que los jóvenes con necesidades específicas de apoyo educativo tienen el doble de probabilidades de ser ciberacosados y sufren un mayor malestar emocional.

La crisis de la salud mental en la juventud catalana:  un problema de datos

A pesar de la creciente concienciación sobre la salud mental, el estigma sigue siendo una barrera significativa para muchos jóvenes catalanes.  El miedo, la vergüenza o la falta de entornos seguros les impiden hablar y buscar ayuda.  El resultado es una generación hiperconectada, pero a menudo, emocionalmente aislada.

La adicción a las pantallas y el uso problemático de redes sociales se asocian con menores niveles de autoestima y mayores niveles de depresión, ansiedad y sensación de soledad en los jóvenes, aunque la causalidad directa aún se investiga.  En Barcelona, un estudio cualitativo con adolescentes de ESO (12-13 años) de centros públicos identificó riesgos como los cambios de humor y la agresividad (más en chicos), y alteraciones en la autoestima (más en chicas), así como miedos al aislamiento familiar, al ciberacoso y a la adicción.

La lucha contra el ciberacoso no puede ser una responsabilidad individual.  Requiere un esfuerzo conjunto de las instituciones educativas, las plataformas digitales, las familias y los medios de comunicación. Todos tienen el deber de proteger, educar y actuar.  Además, es crucial que las figuras con influencia y visibilidad utilicen su voz para arrojar luz sobre esta problemática.

Un ejemplo de ello es el testimonio de la princesa Alexia de los Países Bajos, de 20 años, quien ha hablado abiertamente sobre el impacto del ciberacoso en su vida personal.  Su valentía al abordar un tema tan delicado, a pesar de su estatus, subraya que nadie está exento de esta realidad y que el problema trasciende fronteras y clases sociales.  Su experiencia resalta la importancia de validar el dolor de los jóvenes y no minimizar sus vivencias, especialmente cuando se trata de salud mental.

 

¿Qué podemos hacer? 

Para abordar el ciberacoso en Catalunya de manera efectiva, es vital implementar estrategias que abarquen diferentes niveles:

  • Fomentar la empatía digital:  Inculcar valores de respeto y comprensión en el uso de las redes sociales desde edades tempranas en el ámbito educativo y familiar. Esto incluye educar sobre las consecuencias de los comentarios hirientes y la difusión de contenido perjudicial.
  • Reforzar la educación emocional: Integrar programas de inteligencia emocional en los currículos escolares para dotar a los jóvenes de herramientas para gestionar sus emociones, desarrollar resiliencia y enfrentar situaciones de acoso.
  • Impulsar campañas públicas y espacios de ayuda accesibles: Crear campañas de concienciación específicas para la juventud catalana, destacando los recursos y servicios de apoyo disponibles (líneas telefónicas de ayuda, plataformas online, profesionales de la salud mental). Es fundamental que los jóvenes sepan a dónde acudir y que no están solos.
  • Escuchar y validar: Abrir canales de comunicación donde los jóvenes se sientan seguros para expresar su dolor y sus experiencias, sin ser juzgados ni minimizados. La detección temprana es clave, especialmente considerando que muchos no son conscientes de que están siendo víctimas.
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El ciberacoso es un fenómeno global que no distingue clases sociales, nacionalidades ni entornos. En Catalunya, los datos confirman que afecta profundamente a nuestros jóvenes y exige respuestas urgentes y coordinadas. Testimonios como el de Alexia ayudan a romper el silencio y a humanizar un problema que, a menudo, permanece invisible. Cuidar la salud mental de los jóvenes catalanes no es una opción, es una prioridad ineludible que requiere de la acción conjunta de toda la sociedad.

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