Detectan cambios de temperatura en la cara cuando alguien miente
La clave no está en buscar un único gesto revelador, sino en analizar el conjunto del comportamiento
¿Puede una mentira medirse en grados centígrados? Según el experto en comunicación no verbal Juan Manuel García, la respuesta es sí. Formado por el FBI y con años de experiencia en análisis del lenguaje corporal, García asegura que cuando una persona miente, su cuerpo lo delata de formas sutiles, especialmente a través de cambios fisiológicos casi imperceptibles.
Uno de los indicadores más reveladores, explica, es la temperatura de la piel en zonas específicas del rostro. Estudios de la Universidad de Granada han demostrado que la punta de la nariz puede descender hasta 1,2 °C durante una mentira, mientras que la frente baja hasta 1,5 °C, acumulando un descenso total de hasta 2,7 °C. Estos cambios, aunque invisibles a simple vista, pueden captarse con cámaras térmicas o sensores especializados.
No obstante, García advierte que no existe ningún gesto infalible que indique que alguien está mintiendo. Mitos como “si se toca la oreja, miente” carecen de base científica. Lo verdaderamente útil, señala, es observar incongruencias entre el lenguaje verbal y el no verbal, así como prestar atención a partes del cuerpo que se controlan menos conscientemente, como los pies o la tensión corporal general.
Además, destaca el papel de la amígdala cerebral, una estructura que reacciona en milésimas de segundo cuando una persona nos da "mala espina". Aunque esta intuición no siempre es precisa, forma parte de los mecanismos automáticos que ayudan a interpretar señales no verbales y emocionales.
“La clave no está en buscar un único gesto revelador, sino en analizar el conjunto del comportamiento, la coherencia emocional y el contexto”, concluye García.
En un mundo donde la mentira forma parte del día a día, desde lo social hasta lo político, estos hallazgos ofrecen una nueva herramienta para comprender mejor la comunicación humana... y saber cuándo desconfiar.
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