La emancipación, un sueño casi imposible para los jóvenes: el alquiler se come hasta el 92% de su salario
Solo el 15,2% de los jóvenes españoles ha logrado independizarse, la cifra más baja desde 2006 y en comunidades como Catalunya o Madrid, el coste del alquiler supera el salario medio
La realidad para muchos jóvenes españoles es dura y clara: emanciparse se ha convertido en una batalla casi imposible. Según el último informe del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España, en 2024 un joven asalariado tuvo que destinar el 92,3% de su sueldo para alquilar una vivienda y el 64,1% para comprarla, cifras muy por encima del límite del 30% considerado asequible. La consecuencia directa es que solo el 15,2% de los jóvenes entre 16 y 29 años pudo independizarse, la tasa más baja desde 2006.
La situación se agrava especialmente en comunidades como Baleares, Canarias, Cataluña y Madrid, donde el alquiler absorbe más del 100% del salario medio juvenil, forzando a muchos a compartir piso o a permanecer en la casa familiar más tiempo del deseado. “La vivienda se ha convertido en un obstáculo insalvable para desarrollar una vida adulta plena”, señala un joven barcelonés que lleva años intentando encontrar un alquiler asequible.
Este fenómeno ha cristalizado en lo que expertos llaman la “generación inquilina”: actualmente, el 57,9% de los jóvenes vive de alquiler, una fórmula que en muchos casos no es sostenible a largo plazo. En zonas como Alicante, la presión es extrema: jóvenes con sueldos brutos que rondan los 1.100 euros dedican entre el 60% y el 90% de sus ingresos solo a pagar el alquiler, sin contar otros gastos básicos. A esto se suman las altas tasas de temporalidad laboral (50%) y contratos a tiempo parcial (36,8%), que minan aún más la capacidad económica para emanciparse.
Frente a esta realidad, sindicatos como CCOO exigen al Gobierno la implementación urgente de políticas públicas que garanticen el acceso a la vivienda para los jóvenes, especialmente en las zonas más tensionadas, y reclaman una mayor atención a la salud mental y la participación juvenil en la toma de decisiones políticas.
Por su parte, el Consejo de la Juventud de España pide reformas estructurales que incluyan una aplicación más rigurosa de la Ley de Vivienda, mejoras en el Bono Alquiler Joven y un aumento significativo de la vivienda pública destinada a menores de 35 años. Sin estas medidas, la brecha entre las necesidades de los jóvenes y la realidad del mercado inmobiliario seguirá ampliándose.
La falta de acceso a una vivienda digna no solo compromete la calidad de vida de los jóvenes, sino que también retrasa otros hitos vitales como la formación de familias y la estabilidad laboral, impactando a largo plazo en la sociedad española en su conjunto. Así pues, la llamada “generación inquilina” afronta un futuro donde emanciparse es más un sueño que una realidad.
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