Los incendios de sexta generación: una amenaza que supera a los Bombers
Oriol Corbella alerta de esta nueva tipologia de incnedios y de la imposibilidad de frenar su virulencia
Los incendios forestales están cambiando de manera drástica, y los expertos alertan que los dispositivos actuales ya no pueden controlarlos como antes. Según Oriol Corbella, inspector de Bombers de la Generalitat, no todos los fuegos son iguales, pero los llamados de sexta generación generan nubes pirocumulonimbus que producen una intensidad y velocidad fuera de lo que se había visto hasta ahora. El incendio de Torrefeta llegó a propagarse a 28 hectáreas por hora, y en Ourense se registró otro de sexta generación con una extensión de 18.000 hectáreas. Estas llamas, añade Corbella, se alimentan de masas de aire cálido que generan una energía muy alta que alcanza las capas superiores de la atmósfera, impulsando los incendios con una rapidez incontrolable.
Según el inspector, ante estas condiciones, los equipos de extinción se ven superados por la magnitud del fuego. “Supera toda capacidad, no hay manera de echar agua a tanta energía”, explica, subrayando que no existen medios para frenar estas expansiones, tanto de día como de noche. Lo único que se puede hacer es establecer estrategias y confinamientos que minimicen el impacto sobre las personas.
Corbella señala que el problema tiene raíces estructurales. El abandono del medio rural, el exceso de vegetación y la despoblación han convertido áreas enteras, como León o Zamora, en zonas muy vulnerables. El aumento de CO₂ y la falta de gestión forestal hacen que los bosques crezcan más de lo que sería climáticamente sostenible, dejándolos más secos y susceptibles de arder.
Frente a esta nueva realidad climática, la adaptación es clave. A corto plazo hay que implementar medidas inmediatas, como franjas de protección alrededor de urbanizaciones, estrategias de priorización de recursos y coordinación eficiente. A medio y largo plazo, es necesario avanzar en la creación de un paisaje mosaico, con campos de cultivo y reducción de la carga forestal acumulada, para adaptarse a temperaturas que hace una década parecían impensables y que este verano ya han alcanzado los 43 grados.
La realidad es que los incendios de sexta generación han marcado un antes y un después en la gestión forestal. Como señala Corbella, solo con estrategia, planificación y adaptación a un clima extremo podemos minimizar el riesgo y proteger a la población.
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