El tiempo se complica en Catalunya este fin de semana: tormentas y un exhuracán amenaza

El verano se resiste a despedirse tranquilo en Catalunya. El final de agosto llega con una auténtica montaña rusa meteorológica que mezcla sol, tormentas repentinas, calor intenso y la amenaza de un exhuracán. Según las previsiones, el viernes 22 de agosto será la última jornada marcada por chubascos, pero lo que viene después podría complicar seriamente el tiempo en toda la comunidad.

Durante el viernes, los cielos estarán variables, con más ratos de sol en el interior y nubes bajas en la mitad este del territorio. A partir del mediodía, tormentas de intensidad moderada descargarán sobre el Pirineo y Prepirineo y alcanzarán el litoral, sobre todo en el sur de Girona y el norte de Barcelona. Se esperan aguaceros fuertes en comarcas como Maresme, Selva o Vallès Oriental, que podrían ir acompañados de tormentas localizadas.

El viento también será protagonista: el mistral soplará con fuerza en la Costa Brava y el Delta del Ebro, con rachas superiores a los 50 km/h, mientras que en el resto del litoral predominará la marinada. Las temperaturas seguirán entre los 25 y 30 °C en general, con picos de hasta 32 °C en Ponent y el interior de Tarragona.

El sábado se espera un respiro, con más estabilidad y sol en la mayor parte del territorio, aunque no se descartan chubascos débiles en el Pirineo y las Terres de l’Ebre. Pero la calma será breve: el domingo entrará en escena una DANA, que podría dejar fuertes lluvias debido al Mediterráneo recalentado y al calor acumulado tras las olas de calor de este verano.

La gran incógnita llegará a mediados de la semana que viene: la borrasca Ex-Erin, un exhuracán procedente del Atlántico, alcanzará Europa y podría alterar radicalmente el tiempo en Catalunya. Los meteorólogos advierten que podría desatar tormentas muy violentas en todo el territorio, justo en la recta final de agosto.

Todo apunta a que el verano cerrará con episodios meteorológicos extremos, confirmando que el clima en Cataluña ya no entiende de medias tintas.