Un programa de Cuatro revictimiza a una joven catalana por no dar la nacionalidad de su agresor sexual
Julieta, una joven de Barcelona que denunció una agresión en la calle, se niega a señalar la nacionalidad del atacante y acaba siendo acosada por la ultraderecha y cuestionada en televisión
Julieta, una joven de Barcelona, denunció a través de un vídeo en Instagram la agresión que sufrió cuando un hombre que vendía mecheros en la calle la abordó mientras iba hacia el trabajo. Tras rechazar comprarle nada, el hombre la besó por la fuerza en los labios. “Me quedé paralizada”, relató en la grabación, que rápidamente se hizo viral en redes sociales.
Lo que empezó como una denuncia contra una agresión sexual terminó derivando en una campaña racista. Buena parte de los comentarios en redes no se centraron en la víctima, sino en exigirle que revelara la nacionalidad del agresor. Ante la presión, Julieta publicó un segundo vídeo en el que rechazaba participar en esa dinámica:
“No voy a hablar de la nacionalidad de la persona que me ha forzado a besarle en la calle. No lo voy a hacer porque lo vais a usar como motivo racista para justificar vuestros prejuicios. Esa nacionalidad queda entre mí y el policía que ha recogido mi denuncia”, afirmó.
Pese a su firme postura contra el discurso xenófobo, Julieta no encontró apoyo en los medios. El programa En boca de todos, de Cuatro, presentado este verano por David Alemán, la invitó a participar en directo para someterla a una entrevista incómoda en la que varios colaboradores insistieron en que debía decir la nacionalidad del agresor “por seguridad”. Incluso una jurista invitada al programa vinculó el aumento de agresiones sexuales a la inmigración, desviando el foco de la violencia machista hacia un discurso criminalizador contra los extranjeros.
Julieta soportó la presión sin ceder a las exigencias del programa, pero la exposición televisiva desencadenó una nueva ola de ataques en redes sociales. La cuenta oficial del programa publicó un fragmento de la entrevista en X (antes Twitter), lo que atrajo a una avalancha de mensajes cuestionando su testimonio y atacándola personalmente.
“Julieta no es creíble y busca protagonismo”, escribió un usuario. “La próxima víctima que le agradezca a Julieta no haber descrito al agresor”, añadió otra. Otros comentarios, cargados de machismo y desprecio, la acusaron de inventar la agresión o de ser una “feminazi”.
De esta forma, Julieta ha pasado de ser víctima de una agresión sexual en plena calle a ser también víctima de una campaña de descrédito y acoso digital, alentada por la deficiente cobertura mediática del programa de Cuatro.
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