Polémica en Suecia por su "lista cultural": ABBA, fuera del canon nacional

El gobierno sueco ha desatado una ola de críticas tras revelar su nueva "lista cultural", un compendio de 100 obras, marcas e ideas que, según los promotores, definen la identidad sueca. 

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El gobierno sueco ha desatado una ola de críticas tras revelar su nueva "lista cultural", un compendio de 100 obras, marcas e ideas que, según los promotores, definen la identidad sueca. (Catalunya Press)

 

La iniciativa, que fue parte de la agenda del partido nacionalista y antiinmigración Demócratas de Suecia, ha sido calificada de "excluyente" y "nacionalista" por sus detractores.

La lista, que ha costado más de 700.000 euros, ha generado indignación por varias omisiones notables. Mientras que el Premio Nobel, Pippi Calzaslargas e incluso el famoso mueble de IKEA lograron un lugar, la banda ABBA, probablemente el mayor ícono cultural sueco a nivel internacional, fue excluida. La justificación oficial es que todos los elementos de la lista deben tener al menos 50 años, lo que, según los críticos, es una regla arbitraria que ni siquiera se cumple, ya que ABBA se formó en 1972 y ganó Eurovisión en 1974. Un parlamentario sueco, Jan Ericson, expresó su perplejidad en línea, calificando la exclusión como un error garrafal.

Una lista que excluye la multiculturalidad

Más allá de la controversia con ABBA, las críticas se han centrado en el carácter poco representativo de la lista. Al establecer un límite de 50 años, la "lista cultural" margina de forma efectiva las contribuciones de la vasta población inmigrante de Suecia, que en su mayoría ha llegado al país después de 1975. Esta exclusión ha sido condenada por representantes de los pueblos indígenas Sámi y Tornedalen, que se quejaron de que no se les permitió participar en el proyecto.

Además, en el ámbito de la religión, el cristianismo domina la lista, con la única mención de una sinagoga, pero sin incluir ninguna referencia a la población musulmana, que es el grupo religioso no cristiano más grande del país. La autora sueco-iraní Shora Esmailian ha advertido que este tipo de listas no ayudan a crear "una sociedad acogedora e igualitaria".

 

Defensa del gobierno y críticas de los expertos

El primer ministro sueco, Ulf Kristersson, ha defendido la iniciativa, argumentando que comprender la cultura del país es importante para todos, especialmente para los recién llegados. Por su parte, la ministra de Cultura, Parisa Liljestrand, ha asegurado que la lista ha sido malinterpretada y que su objetivo es ser una herramienta de "educación, comunidad e inclusión".

 

A pesar de las justificaciones, la Academia Sueca y otros expertos han condenado la lista como demasiado estrecha y excluyente. El consenso entre los críticos es que una lista costosa y patrocinada por el estado, que ignora la multiculturalidad y la vitalidad del arte contemporáneo, solo sirve para profundizar el sentimiento nacionalista y antiinmigrante, en lugar de enriquecer el patrimonio cultural de la nación.

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