Los acusados del crimen de Valentín Moreno no desvelan quién fue el autor intelectual
La primera sesión del juicio con jurado popular por el asesinato de Valentín Moreno, conocido como el 'asesino de la Vila Olímpica', ha finalizado este jueves
La primera sesión del juicio con jurado popular por el asesinato de Valentín Moreno, conocido como el 'asesino de la Vila Olímpica', ha finalizado este jueves en la Audiencia de Barcelona con una sorprendente confesión. A pesar de que la Fiscalía ofreció una rebaja en las penas, la autoría intelectual del crimen sigue sin desvelarse, en un caso que ha conmocionado a la sociedad catalana. En el banquillo de los acusados se sientan uno de los dos presuntos sicarios y quien supuestamente actuó como enlace.
La confesión inesperada del sicario
El presunto sicario, cuya declaración inicial no estaba prevista, respondió a todas las partes y afirmó ser quien apretó el gatillo, una revelación que sorprendió incluso a su propio letrado, quien subrayó que era un "dato que no conocía nadie, ni los Mossos d'Esquadra".El procesado detalló que fue Alexander, el otro presunto sicario actualmente en paradero desconocido y con orden de detención internacional, quien lo contactó. Según su testimonio, Alexander, a quien ayudaba como transportista en Medellín, le ofreció 5.000 euros por "hacer un seguimiento a una persona" en España. Veinte días después, voló a Madrid, se desplazó a Barcelona y al día siguiente se encontró con el otro acusado, quien le explicó que su tarea era "hacer un seguimiento a una persona por una deuda de dinero". El sicario aseguró que este segundo procesado les mostró una fotografía de la víctima y les dio información sobre su domicilio, gimnasio y el campo de fútbol donde entrenaba. Días después, alquilaron patinetes eléctricos –que pintaron de negro para evitar su devolución– y siguieron a Moreno, momentos captados por cámaras de seguridad y que el acusado reconoció este jueves. El día del crimen, Alexander le comunicó un "cambio de planes": debían matar a Valentín Moreno. El acusado afirmó que accedió por la presión de posibles represalias a su familia en Colombia y para no perder el dinero prometido. Aseguró que Alexander le entregó un maletín con una pistola con silenciador y que, cerca de un bar en Sant Adrià de Besòs (Barcelona), al ver a Moreno bajarse del coche, le "hace un disparo en la cabeza". Tras el crimen, se reunió con Alexander, quien lo esperaba en una moto para llevarlo a la zona de las Tres Chimeneas, donde el otro acusado aguardaba en una furgoneta, "muy preocupado, muy asustado". Al día siguiente, ambos regresaron a Colombia, donde el sicario recibió los 5.000 euros en metálico. La Fiscalía solicita para este acusado 25 años de prisión por un delito de asesinato con alevosía y precio, si bien su confesión podría implicar una atenuante.
El rol del exmiembro de casuals y su versión
El segundo acusado, a quien la Fiscalía considera el enlace entre el autor intelectual y los sicarios, ha negado rotundamente haber sabido que el plan era asesinar a Valentín Moreno y, por tanto, haber facilitado la ejecución del crimen. El procesado explicó que, recién salido de prisión tras cumplir condena por narcotráfico y sin encontrar trabajo, intentó contactar con "gente de la calle para ver si podía mover droga en pequeñas cantidades". Fue un conocido quien lo puso en contacto con un exmiembro de Casuals —grupo criminal vinculado a los Boixos Nois—, que le indicó que vendrían personas "potentes" de Colombia para "controlar una carga del puerto" y que él solo debía buscarles alojamiento.
Aseguró que fue "Javi", el exmiembro de Casuals, "el que tenía contacto con Colombia", y que él pensó que los dos presuntos sicarios venían a vigilar un cargamento de droga y se marcharían en dos semanas. Reconoció haberles facilitado un piso cerca de la Sagrada Familia y ayudarlos a conseguir una moto —la utilizada para la huida—, pero insistió en que "jamás" supo el verdadero propósito. El procesado negó haberles facilitado el arma, participar en los seguimientos a Moreno o viajar a Sevilla tras el crimen: "Yo jamás he cometido ningún acto delictivo violento". Además, ha denunciado haber sido víctima de lesiones y amenazas —incluyendo cortes con cuchillas— desde que ingresó en prisión preventiva, hechos que el centro penitenciario sí denunció, según él, para que no revelara la verdad sobre lo que sabe. La Fiscalía pide para este acusado 31 años de prisión por presunto asesinato con alevosía y precio, tenencia ilícita de armas y usurpación del estado civil.
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