Dos primos mueren atrapados por las llamas mientras luchaban contra el incendio de León
El fuego, con más de 11.000 hectáreas arrasadas, convierte el funeral de Abel en un homenaje a todos los héroes que arriesgan su vida contra el fuego
La plaza Mayor de La Bañeza (León) estaba abarrotada este jueves con unas 2.000 personas que quisieron despedir a Abel Ramos, el joven de 35 años que perdió la vida el martes atrapado por el incendio de Molezuelas, que ya ha calcinado más de 11.000 hectáreas tras propagarse desde Zamora.
El funeral también sirvió como recuerdo para su primo, Jaime Aparicio, de 37 años, que falleció en la noche del jueves en el Hospital Río Hortega de Valladolid, dos días después de sufrir quemaduras en el 85% del cuerpo mientras intentaba apagar las llamas junto a Abel.
Ambos actuaban como voluntarios en la localidad de Nogarejas cuando un brusco cambio del viento hizo que dos lenguas de fuego les cercaran. Abel murió en el acto; Jaime fue trasladado de urgencia, pero no pudo superar la gravedad de las heridas.
El féretro de Abel llegó a la iglesia de Santa María acompañado de tres coches fúnebres y fue recibido con aplausos y coronas de flores. “Demasiado bueno para este mundo”, lamentaba un vecino. El Ayuntamiento ha suspendido casi todos los actos festivos y ha enviado su pésame a familiares y allegados.
El incendio, de nivel 2 de peligrosidad, sigue activo y mantiene desplegados numerosos medios terrestres y aéreos. La magnitud de la emergencia en Castilla y León, sumada a la situación crítica en Galicia, Extremadura, Castilla-La Mancha y Madrid, deja miles de evacuados y decenas de profesionales y voluntarios en riesgo extremo.
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