La cala de la Costa Brava que te enamorará: aguas turquesas, arena blanca y a solo 90 minutos de Barcelona

Descubre por qué esta joya escondida de Begur se ha convertido en el rincón más deseado de Catalunya cada verano

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Platja d'Aiguablava
Aiguablava: el paraíso catalán que conquista a miles de veraneantes. Foto: Wikipedia

 

Cada verano, una pequeña cala del Baix Empordà, en el corazón de la Costa Brava, se convierte en el destino soñado de quienes buscan desconectar en un entorno natural de ensueño. Hablamos de Aiguablava, una playa que hace honor a su nombre: “agua azul” en catalán. Sus aguas turquesas, su arena blanca y el paisaje que la rodea hacen de este rincón un verdadero paraíso mediterráneo, a menos de dos horas en coche desde Barcelona.

Con apenas 100 metros de longitud, esta cala se ha ganado el corazón de locales y visitantes, y ha sido reconocida por medios internacionales como National Geographic o Condé Nast Traveler como una de las playas más bellas de Cataluña.

 

Un entorno natural de película

Lo primero que sorprende al llegar a Aiguablava es su colorida belleza: el mar presenta una gama de azules difícil de encontrar en otros rincones del litoral catalán. Los pinares que descienden hasta el agua, los acantilados anaranjados y la tranquilidad que se respira en el ambiente crean una escena de postal que recuerda a destinos del Caribe… pero sin salir de Catalunya.

La playa está flanqueada por formaciones rocosas que le aportan un carácter salvaje, mientras que el fondo de arena clara acentúa la transparencia del agua, ideal para quienes disfrutan del snorkel o simplemente de un baño tranquilo en aguas poco profundas.

 

Cómo llegar sin morir en el intento

Eso sí, el éxito de Aiguablava ha traído consigo un reto cada vez mayor: la masificación. Durante los meses de julio y agosto, acceder en coche puede ser una auténtica prueba de paciencia. La carretera que baja desde Begur es estrecha y sinuosa, y el aparcamiento suele completarse a primera hora de la mañana. De hecho, una valla en el desvío de Fornells suele indicar que ya no quedan plazas disponibles.

Muchos visitantes, ante la falta de espacio, aparcan en los arcenes, asumiendo el riesgo de ser sancionados. Para evitar esta situación, una opción práctica es utilizar el autobús municipal, que conecta las diferentes calas del municipio, o bien estacionar a mayor distancia y completar el último tramo caminando.

Pese a las dificultades, quienes alcanzan la cala coinciden en que el esfuerzo vale la pena. El entorno que se descubre al final del camino es una recompensa visual inigualable.

 

Un fenómeno turístico amplificado por las redes

En los últimos años, Aiguablava se ha transformado en un fenómeno viral. La fotogenia del lugar ha conquistado plataformas como Instagram y TikTok, donde abundan las imágenes de influencers y viajeros que muestran su belleza al mundo. Esta exposición ha hecho que la cala se incluya en numerosas listas de “playas imprescindibles” de España y Europa.

Sin embargo, esta popularidad también tiene sus consecuencias. A la dificultad de acceso se suma la alta ocupación de su reducido espacio. Gran parte de la superficie está destinada al alquiler de hamacas y sombrillas, que se ofrecen por unos 25 euros diarios, en el marco de una concesión municipal. Esta medida ha generado debate entre bañistas, algunos de los cuales consideran que se ha limitado el acceso libre a un espacio que debería ser de todos.

 

Consejos para disfrutar Aiguablava sin contratiempos

Si estás pensando en visitar este rincón paradisíaco, aquí van algunos consejos prácticos:

  • Madruga: Llegar antes de las 9 de la mañana aumenta las posibilidades de encontrar sitio tanto para aparcar como para colocar la toalla.
  • Evita el coche en agosto: Considera el transporte público o acércate a pie desde otras calas cercanas.
  • Lleva comida y agua: Aunque hay un pequeño chiringuito, suele estar muy concurrido.
  • Respeta el entorno: Ayuda a preservar este espacio natural recogiendo tu basura y evitando dañar la flora local.

 

En definitiva, Aiguablava es mucho más que una playa bonita: es una experiencia sensorial, un lugar donde la naturaleza y el mar se dan la mano para ofrecer un respiro único en plena Costa Brava. Eso sí, prepárate para planificar tu visita con antelación y disfrutar del verano en uno de los enclaves más mágicos de Catalunya.

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