El rincón medieval oculto a 67 km de Barcelona que te transportará siglos atrás
Este pequeño pueblo del Bages ofrece historia, arquitectura medieval y paisajes de ensueño en pleno Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l'Obac
En pleno corazón de Catalunya, entre bosques frondosos y montañas escarpadas, se esconde Mura, un pequeño pueblo que parece detenido en el tiempo. Situado a tan solo 67 kilómetros de Barcelona, este rincón encantador de la comarca del Bages ha sabido conservar con mimo su esencia medieval, convirtiéndose en un destino perfecto para quienes buscan desconectar y reencontrarse con la historia, la naturaleza y la tranquilidad.
Con apenas 200 habitantes y una altitud de 450 metros, Mura está enclavado dentro del Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l'Obac, un entorno privilegiado donde conviven especies autóctonas de flora y fauna y donde cada rincón invita al paseo pausado y la contemplación.
Un legado histórico que pervive en sus calles
El origen de Mura se remonta a la Edad Media, época de la que aún se conservan intactos casas de piedra, callejuelas empedradas y una atmósfera que nos transporta siglos atrás. Tradicionalmente vinculado a la agricultura y especialmente al cultivo de la vid, el pueblo vivió un importante cambio en el siglo XIX tras una plaga que arrasó sus viñedos. A partir de entonces, los vecinos se vieron obligados a reorientar su economía, aunque siempre mantuvieron su conexión con la tierra.
Aún hoy es posible encontrar vestigios de aquel pasado agrícola: molinos de aceite, antiguas tinas de vino y bodegas excavadas en la roca que narran, en silencio, la historia de generaciones enteras. Caminar por Mura es como leer un libro de historia con cada paso, especialmente al bordear la riera de Nespres, donde todavía sobreviven huertos tradicionales.
La estética del pueblo es uno de sus mayores encantos. Destacan los tejados rojizos, las ventanas decoradas con flores, los balcones y puertas de madera y, sobre todo, la peculiaridad de tener parte de sus construcciones talladas directamente en la roca. Todo ello crea un paisaje urbano que se mimetiza con el entorno natural, reforzando su carácter auténtico y acogedor.
Lugares imprescindibles que descubrir en Mura
Pese a su pequeño tamaño, Mura atesora un patrimonio arquitectónico y cultural muy valioso. Entre sus monumentos más destacados se encuentra la iglesia de Sant Martí, un bello ejemplo de románico catalán cuya portada del siglo XII representa la escena de la Adoración de los Reyes Magos.
También merece una visita el ayuntamiento, hoy convertido en sede de la Asociación Recull Històric de Mura, donde se custodia la memoria colectiva del municipio. Su fachada conserva el estilo popular típico de la zona, con piedra vista y detalles rústicos. Otros puntos de interés son la ermita de Sant Antoni, construida en el siglo XVII; los restos del castillo de Mura; el Molí del Mig, un molino del siglo XI; o el pasaje Camil Antonietti, una calle con mucho encanto que refleja la armonía entre lo urbano y lo natural.
Una joya rural también para saborear
A solo dos kilómetros del centro se encuentra la Casa Museu Puig de la Balma, una masía del siglo XII que parece surgir de la montaña misma. Este espacio combina historia, gastronomía y alojamiento rural. En su interior alberga un museo, un restaurante tradicional y cinco habitaciones que permiten vivir una experiencia inmersiva en el pasado del territorio.
Mura no es solo un lugar para visitar, es un espacio para sentir, respirar y desconectar. Su equilibrio entre patrimonio histórico, belleza natural y autenticidad rural lo convierte en una joya por descubrir en el mapa de Catalunya. Ideal para una escapada de fin de semana, un paseo sin prisas o una inmersión cultural entre piedras milenarias y naturaleza viva. Descubrir Mura es dejarse sorprender por lo sencillo, lo auténtico y lo eterno.
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