El santuario escondido de Catalunya que sorprende al mundo desde lo alto de los bosques
El Mare de Déu de Cabrera, entre Osona y la Garrotxa, ofrece una experiencia única: senderismo, espiritualidad y vistas que enamoran
En la frontera natural entre Osona y la Garrotxa se esconde uno de los tesoros mejor guardados de Catalunya: el santuario de la Mare de Déu de Cabrera, un lugar que combina historia, naturaleza y espiritualidad en un entorno que parece suspendido entre el cielo y el bosque.
Reconocido incluso por National Geographic como uno de esos rincones capaces de dejar sin aliento, el santuario es el destino final de una ascensión que, más que una excursión, se vive como una pequeña aventura. Un viaje que no requiere cruzar fronteras ni vuelos lejanos: basta con calzarse unas botas de montaña y dejarse guiar por un sendero que asciende entre hayedos y riscos, a tan solo dos horas de Barcelona.
La subida: un camino tallado en la roca
La ruta comienza junto a la iglesia de Sant Julià de Cabrera. El primer tramo, con su pendiente exigente, puede desanimar a los menos preparados, pero pronto da paso a un recorrido fascinante. Una escalera natural esculpida en la roca transforma la caminata en una experiencia casi de vía ferrata, con pasamanos que ofrecen seguridad mientras el paisaje se abre a los pies del caminante.
A medida que se gana altura, la Plana de Vic se dibuja hacia el sur como una maqueta salpicada de masías diminutas. En el horizonte, los Pirineos marcan su perfil, mientras que los bosques de hayas se extienden como un tapiz verde que hipnotiza. En invierno, la visión puede volverse aún más mágica con un mar de nubes que queda atrapado bajo la cima.
Historia entre ruinas y leyendas
El santuario de Cabrera es mucho más que un mirador natural. Sus orígenes se remontan al siglo XII, cuando se levantó primero un castillo (1144) y, más tarde, una pequeña capilla. El actual templo se construyó entre 1622 y 1641, tras los devastadores terremotos del siglo XV.
La tradición cuenta que fue una cabra quien, al descubrir en una cueva cercana una imagen de la Virgen, guió a un pastor hasta la talla original, dando origen a siglos de devoción. Aunque la escultura de mármol del siglo XIII se perdió en la Guerra Civil, una réplica de la Virgen preside hoy la nave del santuario, cubierta por una sobria bóveda de cañón.
Una experiencia que une fe y naturaleza
El recorrido culmina a 1.308 metros de altura, en la explanada rocosa que rodea al santuario. Allí, el silencio se mezcla con el murmullo del viento entre las hayas, ofreciendo un espacio para detenerse, contemplar y dejarse envolver por la inmensidad del paisaje.
Cabrera no es solo un destino para los amantes del senderismo, sino también un lugar de conexión espiritual donde, siglo tras siglo, quienes lo visitan han buscado respuestas mirando hacia lo alto.
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