Se ha expandido por los municipios barceloneses de Barberà, Badia, Cerdanyola y Ripollet.
Los dueños del insecto le dejan un rotulador, que “Spike”, el escarabajo, agarra con sus mandíbulas, para que pueda pintar, mientras cuelgan fotos y vídeos en las redes de lo que su mascota es capaz.