Dormir mal o poco altera la calidad de vida de las personas afectando al estado de ánimo y produciendo irritabilidad, tensión y depresión.
En la ponencia titulada 'Doctor, qué suplicio de noches: no duermo más de 4 horas' el responsable de Salud Mental de la SEMG ha indicado que "los trastornos del sueño sólo deben ser tratados cuando existe una repercusión en la vida diaria del paciente despierto".
Las personas que padecen insomnio entran en un círculo vicioso por la preocupación excesiva en torno a este tema.
Un 22% de los estudiantes afirma que ante esta situación se bloquea y no puede estudiar ni memorizar ninguna información y un 13% sufre malestar generalizado que puede provocar vómitos, mareos y taquicardias.