Fotografía: J.L. Meneses Quiero hacer público mi agradecimiento al rey Setthathirath, por este pedazo de obra de arte que luce tanto por fuera como por dentro; por los techos superpuestos y canalizaciones de agua hasta las bocas de serpientes; por el mosaico “el árbol de la vida”, el carro real, la biblioteca o la sala de las coronaciones; por su emplazamiento a orillas del Mekong y por los jardines que lo rodean: higueras milenarias, palmeras, buganvillas moradas y una tranquilidad que penetra en el cuerpo a través de todos los sentidos.
Ya estamos con él, en Vietnam, en el Delta del Mekong, también llamado por los vietnamitas “río de los nueve dragones” y que según su mitología representa la vida y la prosperidad.