De inmediato, el joven nos acercó el vodka y nos invitó a beber, mientras una de las chicas nos ofrecía un sorbo de cola, cuestiones a la que no pudimos negarnos, debido a la insistencia del trío. A esa altura de los hechos, entre tragos y sorbos, los cigarrillos se agotaron.
El grupo estaba formado por la voz de Peppe Napolitano, su guitarra y la de Paolo Propoli, junto a Michele de Martino y su mandolina.
En el siglo XVIII, el reino de Galitzia y Lodomeria se convirtió en la provincia más grande y la de más población del imperio húngaro.
Algo entrada la mañana, decidimos sentarnos a desayunar en una terraza, frente al Casino de San Remo. Mientras paladeábamos un ristretto -ese café expreso corto y fuerte- vimos a una señora setentona, de cuerpo algo entrado en kilos, que iba y venía frente a nuestra mesa.