El 8 de marzo y huelga general feminista (sobre todo para hombres)

Jordi Martí Font
Profesor, anarcosindicalista i conseller de l'Ajuntament de Tarragona per la CUP

Huelga feminista


Este año, el 8 de marzo, además de celebrarse el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, o el Día de la Mujer según quien lo llame, y hacerse todas las actividades reivindicativas que desde el movimiento de las mujeres se llevan a cabo en esta jornada desde hace años, hay convocada una huelga general feminista a nivel internacional, y también, por supuesto, en los Países Catalanes. Una huelga que quiere ser a la vez, como huelga laboral, una convocatoria dirigida a toda la clase trabajadora (hombres y mujeres) pero de forma especial en todo el sector de cuidados (retribuidas o no), que evidencie su invisibilidad y la falta de corresponsabilidad en los trabajos centrales de la vida, asumidas en la absoluta mayoría de las veces sólo para mujeres; una huelga también de consumo, para contribuir a poner la vida en el centro de la existencia; y estudiantil.


No se trata de una huelga simbólica sólo, aunque también. La del 8 de marzo es una huelga reivindicativa para señalar y desmontar los sectores y los espacios de vida y de trabajo donde las mujeres son despreciadas, subestimadas, explotadas, esclavizadas, agredidas, acosadas, violadas o asesinadas. Estas no son palabras cualquiera. Son algunas de las formas de dominación que los hombres ejercemos encima de las mujeres, a veces conscientemente y otras como consecuencia de aplicar la "normalidad" que nunca es más "normal" sino producto de siglos de patriarcado y, por tanto, de violencia.


Y cuando digo "los hombres", digo "los hombres". Porque no podemos volver la cabeza y pensar que son los otros y no yo, que no es un tema que me afecte porque yo no lo hago, que ellos sí pero yo no ... el patriarcado nos afecta a todas y todos y los privilegios que tenemos como hombres en esta sociedad al que debería hacer entender antes que a nadie que si somos así es porque disfrutamos de ellos es, precisamente, a las personas que los tenemos.


No vale explicar que ya hacemos todo lo posible por la igualdad con nuestras compañeras, o que condenamos las agresiones de todo tipo contra las mujeres y éstas no nos afectan porque nosotros no las protagonizamos.


Si se dan, en buena parte, es gracias a la ordenación social en el que vivimos y esta es producto, también, de nuestras inacciones y de nuestras acciones.


Inacciones, por ejemplo, cuando analizamos datos de brechas salariales más que evidentes y, una vez sabidas y asimiladas, las guardamos como constatación del "yo ya lo decía" y punto y final. O cuando un -o una- machista desbocado cuenta chistes "sobre mujeres" y callamos sin poner en duda que los explica. O cuando vemos relaciones tóxicas al borde basadas en la absoluta dominación masculina. O cuando asumimos como "normales" muchas cosas que ni lo son ni deberían serlo.


Acciones, por ejemplo, cuando negamos que muchas de nuestras acciones no serían como son si la igualdad efectiva existiera y no fuéramos consecuencia clara de unas formas de dominación que aunque sabemos que están no valoramos en toda su profundidad. Acciones cuando justificamos actitudes y maneras de hacer que defendemos como propias o "siempre lo he hecho así" sin enfrentarnos a él y desmontarlas hasta entender que si son así es porque son bases del patriarcado. Acciones cuando no damos mucha más importancia al trabajo de cuidados no retribuido que a la esclavitud con nómina que supone el trabajo asalariado.


"NORMALIDAD" DEL MACHISMO IMPERANTE


Luchar contra la "normalidad" del machismo imperante, contra la normalización de maneras de ser y de hacer que contribuyen -y de qué manera- a mantener las opresiones de género que lleva asociada cualquier sociedad patriarcal, es una manera de intentar liberarnos del papel que como hombres se nos ha atribuido desde pequeños. Y desgarrar y borrar este papel creo que es la única manera clara y efectiva de posicionarnos en un mundo en que las mujeres siempre han asumido, desde la obligación y el silencio con demasiada frecuencia, los trabajos de cuidados y de casa adentro, y que siempre han sido vistas por las miradas públicas como menores de edad sin capacidad para hacer grandes cosas más allá de perpetuar la especie.


Es por eso mismo que nada de lo que se haga desde el feminismo para desmontar los privilegios que como hombres tenemos, empezando por la no igualación efectiva de derechos laborales, tendrá consecuencias de cambio de modelo de fondo si los hombres no cambiamos y asumimos nuestra posición en el mundo como dominadores, parte del problema y también, por supuesto, parte de la solución si una vez asumidas las formas de dominación nos sumamos a la lucha de las compañeras que desde hace años y años se afanan por desmontarla.


Esto significa estar dispuestos a cambiarlo todo o casi todo, porque el mundo que vivimos y que disfrutamos ha sido en buena parte configurado por la dominación de los hombres sobre los mujeres, al menos tanto (aunque yo pienso que más) como lo ha sido para la lucha de clases o las diversas formas colectivas de gestión de los hechos nacionales.


Como hombres, podemos entender completamente dos de las rebeldías que proclamaba Mara Mercè Marçal (la de clase y la nacional) en su "Divisa" pero no hemos nacido mujeres y seguro que entender y compartir la tercera rebeldía (la de género) nos resulta complicado como mínimo, más aún si no asumimos que somos nosotros mismos, los "hombres", los dominadores al que hay que combatir. Es por ello que desde la autocrítica y la asunción de lo que somos y de dónde venimos, hay que luchamos contra nosotros mismos. Sólo así nos podremos poner al lado de nuestras compañeras en la lucha contra nuestra dominación. Es así que podremos dejar de ser "hombres" tal como hemos sido hasta ahora, renunciando a los privilegios que el patriarcado de la que formamos parte nos ha vendido como "normalidad".


Es por ello que el jueves 8 de marzo saldremos a las calles, para que ante las opresiones contra las mujeres que vemos y sabemos analizar también necesitamos posicionarnos contra nosotros mismos tal como somos ahora. Es por ello que además de la huelga general de 24 horas, que haremos porque hay y es necesaria, no dejaremos de desmontar seleccionados como "hombres" hasta que no quede nada de lo que en buena parte hoy somos.


En la huelga general feminista y desmontamos cómo dominadores para convertirse, finalmente, libres, tanto como podamos.

1 Comentarios

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Este "hombre" es un tonto con chorreras. ¡No se como publican esta bazofia de la CUP, la verdad!

escrito por Carmen 08/mar/18    13:20

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