Endesa invertirá 47,68 millones en Lleida en los próximos dos años

La compañía eléctrica quiere desarrollar, mejorar y reforzar la red eléctrica de alta, media y baja tensión, lo que beneficiará a los 240.000 clientes de la compañía en las comarcas leridanas.

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Endesa tiene previsto invertir en la provincia de Lleida 47,68 millones de euros entre 2018 y 2019 para desarrollar, mejorar y reforzar la red eléctrica de alta, media y baja tensión, lo que beneficiará a los 240.000 clientes de la compañía en las comarcas leridanas.


Esta inversión se reparte en dos partidas, por un lado las actuaciones ordinarias que ascienden a 28,58 millones y por otro un plan extraordinario, específico, denominado Plan Lleida que tiene una partida presupuestaria propia de 19,10 millones de euros, ha informado este martes en un comunicado la compañía eléctrica.


El plan comprende 134 proyectos repartidos entre las 12 comarcas y que incluye la adecuación de líneas, la renovación tecnológica de instalaciones, sustitución de cables, telemando de centros de transformación, construcción de nuevas líneas y cambio de tensión de parte de la red existente.


La adecuación del eje de transporte a 110 kilovoltios, de 20 kilómetros de longitud, que va de la Pobla de Segur hasta Ponts, con un presupuesto de 4,9 millones de euros o la instalación de telemando en centros de transformación en todas las comarcas, dentro del Gran Plan de Calidad de Endesa, con una inversión superior a los 3,9 millones de euros, son dos de los proyectos singulares que contempla el plan.


El Plan Lleida presentado en Almenar, donde se está llevando a cabo una de las actuaciones, se ha estrenado con la reforma de una línea de alta tensión que evacua la energía generada por las centrales de Alfarràs, Canelles, Escales, Montanyana, Pont y Santa Ana) y la hace llegar desde Pont de Suert hasta Lleida, lo que representa cruzar 24 términos municipales a lo largo de unos 100 kilómetros.


Esta actuación se divide en tres fases: la mejora del aislamiento existente por uno más resistente, la sustitución de los empalmes de construcción de la línea por otros más nuevos y modernos y, por último la instalación de un cable de tierra en todos los tramos para proteger y evacuar la energía de los rayos hacia el suelo.


Actualmente se está ejecutando la primera fase de obras en un tramo de 32 kilómetros, que consiste en cambiar los antiguos aisladores de porcelana por unos nuevos de tipo polimérico fabricados a partir de un compuesto a base de fibra de vidrio y silicona que tienen un peso más ligero y mayor resistencia a las inclemencias meteorológicas como el granizo, las descargas de rayos o el vandalismo, como los disparos de los cazadores.

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