La adhesión del Barça a la causa independentista crea división entre sus aficionados

En cifras, nadie duda de que el F.C Barcelona es 'Més que un club'. El problema es que esta frase que reza su himno conlleva también una gran responsabilidad social, y el 'procés' independentista en Catalunya empieza a erosionar a su más grande entidad deportiva.

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Exhibición de estaladas durante un partido en el Camp Nou (Europa Press)


Desde la presidencia de Joan Laporta hasta el actual mandato de Josep Bartomeu, la entidad blaugrana se ha adherido con entusiasmo al proceso soberanista. Pero a pesar de la prudencia por no traspasar la legalidad, su apuesta por politizar el club ha provocado la 'huida' de muchos aficionados no independentistas.


En cifras, nadie duda de que el F.C Barcelona es 'Més que un club'. El problema es que esta frase que reza su himno conlleva también una gran responsabilidad social, y el 'procés' independentista en Catalunya empieza a erosionar a su más grande entidad deportiva. Según cuenta el periódico digital ‘Vozpópuli’, las cifras demuestran que el F.C Barcelona sigue gozando de una salud de hierro. Cuenta con 152.593 peñistas en las 1.246 peñas oficiales del club repartidas por todo el mundo. En el año 2013, antes de acelerarse el proceso independentista, el club contaba con 138.454 peñistas, una cifra que aquel año supuso todo un récord en la historia del Barça y que no ha dejado de aumentar en plena deriva soberanista.


No obstante, la erosión se hace notar en el día a día de muchos aficionados descontentos que han comenzado a alejarse de su equipo. "Realmente es el club el que se ha alejado de nosotros", nos cuenta Víctor, socio blaugrana en Madrid. "Un club como el Barcelona no puede pronunciarse tan abiertamente a favor de la independencia. Somos miles los que no somos catalanes y estamos unidos al Barça por un sentimiento futbolístico, pero quieren que ese sentimiento lo extendamos a la política", lamenta. Añade que él sigue manteniendo su carné de socio, pero que ya son varios los miembros de su peña que han dicho adiós al club.


El Camp Nou es el estadio más grande de la Liga con 98.772 asientos. En enero de este año, tres meses después de la celebración del referéndum ilegal, la asistencia al campo había caído casi un 17%, situando el porcentaje de asientos ocupados en el 62,7%.


LA CAUSA INDEPENDENTISTA NECESITA EL ABRAZO DEL BARÇA


El poder de convocatoria del Barça le ha convertido en una institución clave para el proceso soberanista.Ya en el año 2014, en plena ebullición, la revista ‘Interviú’ desveló que Moncloa manejaba un informe sobre la influencia del club en el procés. “Una posición radical del Barcelona a favor de la independencia influiría en entre un 30 y un 40 por ciento de los votantes”, explicó uno de los autores del dosier.


También el entonces president de la Generalitat Artur Mas manejaba datos similares, a pesar de la advertencia de sus asesores jurídicos de que el club blaugrana sería una de las entidades catalanas más golpeadas por las consecuencias de la ruptura, pues la Ley del Deporte impide competir a clubes extranjeros, salvo los de Andorra.


Entre este informe y la actualidad, pasando por el 1-O del que se cumple un año, el Barça ha tratado de nadar y salvar la ropa. Apoyo y respeto al proceso independentista, pero sin 'mojarse' demasiado desde la oficialidad. Cuando se produjo la declaración unilateral de independencia, el Barcelona dejó claro que no tenía intención de pronunciarse de manera oficial al respecto. Un breve comunicado de tres líneas bastó para mostrar su adhesión a un posible referéndum: “El Club se adhiere a la campaña de adhesiones para recoger el apoyo de instituciones, entidades, electos, y particulares, de dentro y de fuera de Catalunya, para la celebración de un referéndum sobre el futuro político de Catalunya”.


Así, el propio presidente del club, Josep Maria Bartomeu, dejó claro el posicionamiento de la entidad durante la Asamblea de socios celebrada en octubre de 2017: El club está de lado de las instituciones catalanas, en contra de la aplicación del artículo 155 y a favor del derecho a decidir y del diálogo. Es decir, el Barça se alinea con la Generalitat pero sin manifestar un apoyo expreso a una ilegalidad como la declaración unilateral de independencia. Otra cosa es lo que hagan otros miembros destacados del club como Gerard Piqué o 'embajadores' blaugranas como Hristo Stoichkov o Josep Guardiola.


'SOY CULÉ Y ESPAÑOL'


Ocurre cada minuto 17.14. En el Camp Nou se escucha, jornada tras jornada, un grito por la independencia. Estas voces, junto a las banderas esteladas, son ya una realidad con la que convive la afición del Barça, independentistas y no independentistas; catalanes y no catalanes; españoles y extranjeros, desde hace ya años.


Víctor, el blaugrana de Madrid lo expresa así. "Eso es lo que me molesta. No se trata de los gritos en sí, sino de que estas voces parezcan la opinión unánime del estadio cuando no es así. Pasa lo mismo con las esteladas. Ahora parece que son obligatorias. Yo nunca llevo banderas más allá de mi bufanda del equipo, pero he vivido momentos de tensión con compañeros que llevaban la bandera de España y han tenido que guardarla en una bolsa porque les han increpado". "Te puedo garantizar que eso antes no pasaba", añade este aficionado que reconoce que ha dejado de visitar el Camp Nou con la frecuencia de antes.


Esta situación ha generado movimientos contrarios como 'Soy culé y español', una plataforma que denuncia "que se mezcle con deporte". Sus responsables lamentan "que el club al que admiramos por su juego, títulos y jugadores lo utilicen para hacer propaganda de intereses políticos. Queremos que el Nou Camp deje de ser un foro político, y sea lo que realmente debe ser, un lugar para disfrutar del fútbol y de nuestros jugadores".


Algunos muestran expresamente su descontento ante el coste que representan las sanciones a raíz del comportamiento de una tercera parte de la grada, como la multa de 30.000 euros por las banderas independentistas que los aficionados independentistas mostraron durante la final de la Champions League de 2015 en el Estadio Olímpico de Berlín.


O la situación insólita que se vivió en la jornada del referéndum ilegal del 1-O, cuando el Barcelona quiso no celebrar el partido de la Liga que le enfrentaba a Las Palmas "por la excepcionalidad" -alegó la directiva Blaugrana- de lo que había ocurrido en Cataluña. Ante la negativa de la Federación, el Barcelona decidió unilateralmente cerrar las puertas del Camp Nou “para que el mundo vea cómo estamos sufriendo en Catalunya”, dijo Bartomeu. 

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