La primera vez que pude hablar con Xavier Joanpere fue como consecuencia de una casualidad cuando menos curiosa. En el 25 aniversario del asesinato de Salvador Puig Antich, el 'Nou Diari' había publicado dos artículos de opinión sobre el hecho, uno era de él y el otro, mi. Él hacía tiempo que expresaba públicamente sus ideas por varios medios y yo le conocía sólo las de aquel momento; yo empezaba a hacerlo.
Un día por la tarde, entre semana, como muchos días entre semana por la tarde, fui al local de la CGT del Baix Camp-Priorat, en Reus, en el piso del arrabal de Santa Ana, él entró por la puerta y Joan Rosich nos presentó diciendo que en la clandestinidad a Xavier le llamaban 'Ramiro'. Charlamos poco pero me quedé parado de que un hombre como él, de quien conocía el libro 'Aventureros y solidarios', se declarara libertario, más que nada porque yo lo asociaba más con los ámbitos de solidaridad internacionalista y la defensa de posiciones independentistas.
En 2002, cuando publicó 'Las causas pendientes', volví a leer el Xavier ahora en libro y, poco a poco, entendí que su camino vital y político era mucho más amplio que el que mis viejas y gastadas etiquetas podían llegar a explicar. Y huir de estas etiquetas, de las etiquetas, creo que fue, tal vez, una de sus formas de hacer a lo largo de toda su vida. Huir de las etiquetas o, al menos, ampliar los significados. Por eso en 'Las causas pendientes' cabían, entre otros, Pere Casaldáliga y Núria Cadenas, Pep Riera y Hebe de Bonafini, Leonardo Boff y Joan E. Garcés. Por ello, su fuerza solidaria le llevaba a conocer más aún el mundo redondo donde vivimos y, sobre todo, América Latina, sin dejar de tener claro que era aquí donde la lucha devenía imprescindible.
Hoy, cuando sabemos que no podremos volver a oír hablar porque la muerte se lo ha llevado, retornar a sus opiniones escritas es entender que para transformar el mundo hay que conocerlo todo ya fondo, sin dejar nunca de luchar por hacerlo lo. Y quizás este sería un de las enseñanzas básicas de su vivir, tanto vital como político, de sus ideas escritas. Que hay que ir y conocer quien, antes que nosotros ha ido, porque sin conocer el pasado no podemos emprender la tarea de transformarlo todo hoy. Porque, tal como él mismo decía, "las causas quedarán pendientes mientras las tengamos en la memoria y actuamos por ellas y éstas estarán perdidas cuando las olvidamos o abandonamos."
La última vez que lo vi fue en la presentación del último número de la revista 'La Corbella', en la que la Mar Joanpere publicaba un interesante artículo sobre el Colectivo Libertario de Vilaplana, donde él militó. Debe de ser el primer artículo escrito sobre el espacio libertario en el Baix Camp durante la Transición, que tanta importancia ha tenido a nivel general y, sobre todo, para esa mezcla extraña que vemos cada día más entre independentismo y anarquismo y que en Vilaplana tuvo uno de sus lugares fundacionales en 1982 con la creación de la Coordinadora Libertaria de los. Tenía la intención de ampliar las informaciones que tenía sobre aquel hecho pronto con Xavier, pero ya no podrá ser.
Sin embargo, sus palabras siguen vivas en libros, recuerdos, artículos y conversaciones hechas y pendientes. Y es por eso que ya que podemos hacerlo, no debemos olvidar y, si no lo conocíamos, leerlo y aprender, tal vez, que nos hubiera gustado conocerlo más, sobre todo cuando decía cosas como que "lucho por la independencia de Cataluny, por la demolición de las centrales nucleares, contra el trabajo precario, contra la política agrícola de los diferentes gobiernos catalanes y españoles, que han hundido un país eminentemente agrícola como el nuestro. Me negué a hacer el servicio militar y hago objeción fiscal al ejército ya la iglesia. " Y está claro que su muerte, el 1 de octubre mientras visitaba la presidenta del Parlament de Cataluny, Carme Forcadell, nos ha alejado de parte de su futuro, pero no debemos permitir que nos aleje también de lo que decía y pensaba, de lo que nos decía y de lo que nos podía llevar a pensar, de la parte de su futuro que sí puede ser, del ganaremos que será nuestro futuro compartido.
Xavier Joanpere era pintor de paredes, un 'oficio de fiesta ', que decía Papasseit. Un pintor del grupo del Salvador Seguí, que será recordado para hacer política desde abajo, fuera del espectáculo, para el pueblo y con la gente, en defensa de la Tierra y del territorio, aprendiendo del pasado y teniendo claro que lo que hay que transformar es el futuro, un futuro que él quería -y hacía todo lo posible para que lo fuera- libre y solidario, aquí y en todo el mundo.
Mi destreza es absoluta me acabo de enterar ahora tengo su primer libro dedicado a mi padre qué tantas horas pasaron juntos causas pendientes me ha encogido el corazón sin duda un gran hombre inventor política siempre recordaré los 30 años con mi padre y los 10 años que me enseñaste cómo era la vida un abrazo muy fuerte
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