Teatre Akadèmia: inicio de un ciclo Shakespeare con 'Hamlet'

El debut de Projecte Ingenu en el Akadèmia ha sido con la tragedia del príncipe de Dinamarca, traducido por Joan Sellent y adaptado para seis únicos personajes por Raimon Molins y Marc Chornet.

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Teatro Akadèmia Hamlet

 

Cuando los diversos teatros de Barcelona presentaron, el pasado septiembre, su programación, observamos con satisfacción la presencia de algunas obras de los grandes autores clásicos y, entre ellas, varias de Shakespeare. Es este un fenómeno muy alentador que nos hace olvidar, siquiera se temporalmente, la omnipresencia de comedias de medio tono y escasa originalidad que, después de algunas décadas de obsesión por los temas aparentemente trascendentes, invaden ahora mismo nuestros escenarios.


Con los clásicos regresan los temas verdaderamente importantes, que suelen ser universales e intemporales, y los personajes poseen fuertes rasgos que constituyen todo un reto actoral. Eso sí, las características de las producciones contemporáneas imponen servidumbres y limitaciones. La primera y principal, de carácter económico. Salvo los teatros nacionales o institucionales, los demás deben ajustarse a unos presupuestos muy ajustados, lo que impone una estricta austeridad en los gastos de producción y de personal.


Hay, por tanto, que renunciar a puestas en escena con los tropecientos personajes con que los autores del siglo XVI concebían sus obras y hay que optar por circunscribirse a los principales papeles, desdoblando incluso, cuando se puede en un mismo actor o actriz la ejecución de dos o más de ellos.


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Con estos mimbres el Projecte Ingenu viene trabajando desde algún tiempo con los materiales del autor de Stratford-upon-Avon y consigue resultados sorprendentes. Inicia ahora con 'Hamlet' una trilogía que se completará con 'Romeo y Julieta' y culminará con 'Vaig ser Pròsper'. El debut ha sido, pues con la tragedia del príncipe de Dinamarca que ha traducido Joan Sellent y adaptado para seis únicos personajes y dirigido por Raimon Molins y Marc Chornet quienes, a su vez, han ideado la escenografía y el diseño videográfico. Este último elemento adquiere singular relieve puesto que en determinados momentos de la obra uno de los intérpretes toma con una cámara portátil el desarrollo de la acción dramática, imagen que se proyecta sobre la pared y crea en el espectador dos imágenes diferentes.


Lejos de nuestra intención comentar aspectos que son sobradamente conocidas, como la trama dramática que Shakespeare concibió en torno al joven príncipe que trata de vengar tanto la muerte de su padre, de la que parece responsable su tío, como por la traición de su propia madre, que no tarda en romper su viudedad casándose con quien había sido su cuñado y presunto parricida. Todo ello crea un endemoniado caleidoscopio de amores, celos, traiciones, venganzas y toda suerte de intereses bastardos que obliga a un ejercicio actoral comprometido y esforzado del que los componentes de Projecte Ingenu salen muy bien librados.


Porque en el desarrollo de su interpretación hay de todo: ira y odio, pero también ternura, sensualidad, picardía y, en no pocas ocasiones, ironía, todo ello aderezado con una dosis mus apreciable de poesía y materializado frente al público, sin frontera alguna, con vestuario plenamente actual y sin más elementos decorativos que algunas copas con agua --que en el momento de mayor dramatismo se lanzan unos a otros-- y dos mesas bajas de aplicación múltiple, amén de una luminotecnia muy bien conseguida. 

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