​Arturo Pérez Reverte recupera la figura del Cid en su novela 'Sidi'

Una visión imaginativa, desmitificadora pero, a la vez, heroica, del legendario personaje.

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Como ha demostrado fehacientemente, Arturo Pérez Reverte no tiene límites en su capacidad fabuladora y es capaz, dentro del género de la novela histórica, que domina magistralmente, de pasar de la Edad Moderna -Alatriste- a la contemporánea -Falcó- y de ahí al Medioevo, como hace ahora con la recuperación de la figura de Rodrigo Díaz de Vivar, al que conocemos como el Cid pero que fue reverencialmente denominado por sus seguidores como 'Sidi', título que justamente da título a su última novela (Alfaguara).


El Cid de Pérez Reverte es un "hombre de frontera" en la asendereada peripecia de la España de aquellos tiempos, en los que el territorio peninsular estaba dividido en varios reinos cristianos y numerosas taifas musulmanas. En este contexto y desterrado por su señor natural, el rey de Castilla Alfonso VI, al que la leyenda quiere que hiciese jurar en Santa Gadea su inocencia en el asesinato de su hermano Sancho, tiene que ganarse la vida como mercenario al servicio de quien quisiera arrendar sus huestes. Se ofrece en primer lugar a un señor cristiano, el conde de Barcelona Berenguer Ramón II -por cierto, otro presunto fratricida- que le desprecia, y lo hace entonces al rey moro de Zaragoza, el culto e inteligente Yusuf Benhum Al Mutamán, con quien establece una excelente colaboración al punto de que "monarca y mercenario simpatizaban". El autor pone en boca del rey moro su visión del personaje: "eres un jefe un extraño Ludriq -Mutamán le llama así-. Puedes ser temible con los enemigos, implacable con los indisciplinados, fraternal con los valientes y leales. Tienes la energía y la crueldad objetivas de un gran señor. Eres duro y justo. Y lo que es más importante: puedes mirar el mundo como un cristiano o un musulmán, según los necesites".


Pérez Reverte subraya con ello que en la España medieval los antagonismos no fueron necesariamente religiosos y que Rodrigo Díaz de Vivar, cristiano él, conociese muy bien y respetase el Corán, fuese capaz de compartir la oración junto a los musulmanes y pudiese, por tanto, desarrollar sus acciones militares junto a musulmanes y/o cristianos, contra cristianos y/o musulmanes. Y de este modo, y al servicio del monarca zaragozano, se enfrenta a aragoneses y navarros primero y a francos -léase catalanes- aliados con el rey moro de Lérida, después. En todos los casos trabajosa, pero también exitosamente.


Innecesario es decir que 'Sidi' se lee como lo que es, una extraordinaria novela de aventuras muy bien escrita, excelentemente documentada y con una riqueza de lenguaje a la que la narrativa contemporánea nos tiene harto deshabituados (y así el autor nos invita a recuperar la enorme riqueza lexical de nuestro idioma:gambesón, atabal, aceifa, belmez (¿velmez?), aljuba, jamugas, mojarra, arzón, almófar, almocadenes, almohazar, etc.)


Los éxitos de Rodrigo al servicio de Mutamán hacen que el rey moro de Zaragoza le sitúe en la perspectiva de ir a la conquista de Valencia, con lo que Pérez Reverte hace un guiño al lector y le anuncia, sin duda, la continuación de la serie.

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