​Escenari Joan Brossa: ventriloquia, magia y payasos para las fiestas navideñas

Joan Brossa se hubiera sentido muy satisfecho de conocer la programación de estas fiestas en el Escenari que lleva su nombre y ocupa el edificio de la antigua Seca de Barcelona. Junto a un espectáculo de cabaré literario y político -Les variacions Bildelberg, a cargo de la Sala Trono de Tarragona- hay otros dos de carácter familiar dedicados a algunas de aquellas artes parateatrales que el polifacético hombre de cultura siempre amó: la ventriloquia, la magia y los payasos.

Ventrílocuo y mago, ambas cosas a la vez, es Selvin, quien presenta en la Sala Palau i Fabre 'No sí, ni-nots', un espectáculo en el que combina ambas especialidades y en el que reivindica muy especialmente su primera condición porque, como recordó muy oportunamente, si bien la nómina de magos españoles es hoy amplia y brillantísima, la de ventrílocuos, retirados de la escena Mari Carmen y José Luis Moreno, está prácticamente vacante. Resulta muy alentador comprobar que Selvin no ha tirado la toalla y sigue manejando con destreza sus muñecos, dialoga con ellos derramando ingenio y gracia y, en fin, los cuida como si fueran sus propios hijos, que yo creo que lo son realmente. Entre uno y otro, juega con las cartas, adivina el pensamiento de algún espectador y ejerce sus cualidades de ilusionista que no son pocas. También ejerce una función pedagógica con el fin de recordar a las respetables figuras importantes de la ventriloquia, un género que, curiosamente, el cine ha utilizado como herramienta en algunas producciones de carácter terrorífico, haciendo siempre de los muñecos que hablan seres que producen miedo.

Paralelamente, en la sala grande de la planta baja actúa Pepa Plana en el cometido tradicional de payasa augusta, acompañada de Noel Olivé como clown o carablanca, dirigidas ambas por Joan Olivé. Plana, recientemente galardonada con unos de los premios Zirkólika de circo, presenta el espectáculo'Veus que no veus' en el que revindica con humor y sentido de la caricatura el papel de la mujer en los roles clásicos ejercidos hasta ayer mismo y casi con exclusividad por payasos masculinos.

Dice Arqué que el espectáculo trata de "dos payasas, dos mujeres que se enfrentan y transitan en su día a día. Un tránsito marcado por la precariedad y la necesidad de prosperar en un mundo que a menudo les es hostil e incomprensible, pero en el que conviven con completa normalidad y esperanza. Un mundo en el que la luz que se desprende muy frecuentemente surge de ellas mismas".

Con una primera mitad del espectáculo un poco átona, en la que parece que ríen más las propias payasas que el respetable que las contempla, parece que la segunda eleva el tono; el ritmo se hace más ágil y convincente y el texto, más divertido. Lo mejor de todo, la evocación de frases, estereotipos y chistes machistas antaño muy frecuentes y que en boca de sendas mujeres y a estas alturas suscitan el estupor por su insulsez y grosería, cuando no su inhumanidad. También provocando la risa se puede hacer pedagogía.