Escenari Joan Brossa: 'Blanca desvelada', un ejercicio de versatilidad interpretativa
Entrelaza dos historias paralelas: la de una mujer que da a luz en prisión y la de una joven actriz que interpreta monólogos cómicos.
En la actividad teatral no suele ser infrecuente que un mismo actor o actriz interprete varios personajes en un ejercicio de doblaje que permite ahorrar personal y, por tanto, costes. El único condicionamiento es que cada uno de ellos aparezca en distinto momento de la acción dramática para que el intérprete pueda cambiar de fisonomía y de vestuario. Pero lo que hace Alejandra Jiménez-Cascón en el Escenari Joan Brossa con 'Blanca desvelada' es un ejercicio que va mucho más allá del tradicional fregolismo porque su actuación -que, por cierto, dura casi hora y media- le obliga a interpretar una plétora de personajes sin moverse del escenario y sin cambiar de apariencia externa. De este modo se transforma sucesiva y alternativamente en niña, madre, compañera de celda, amiga y hasta novio de Blanca, a la vez que en Mama Luisa, en taxista y en otros personajes. En lenguaje circense se diría con toda la razón aquello de "más difícil todavía".
El texto dramático, original de la propia Alejandra, que lo escribió en el transcurso de un año de preparación con la directora, Montse Bonet, entrelaza dos historia paralelas: la de una mujer que da a luz en prisión dos semanas antes de que cumpla la sentencia de muerte a la que se le ha condenado por razones políticas y la de una joven actriz que se gana la vida interpretando monólogos cómicos en cafés teatro y que soporta un conflicto con su madre. Según Jiménez-Cascón ha querido escribir "un texto honesto, lleno de feminidad, ternura y realidad en el que unos seres humanos exhiben su intimidad, un relato que camina entre el miedo y el perdón, entre la desesperación y la sonrisa, entre la incredulidad y el deseo, entre el humor y la lucha contra nuestros propios monstruos".
¿Cómo hace posible Alejandra Jiménez-Cascón semejante reto de versatilidad interpretativa? Pues utilizando las armas que tiene a mano. En primer lugar, la voz, que tiene que modular en cada momento según el personaje de que se trate, alternando además el texto principal en castellano con incisos en catalán, gallego o con acento andaluz. Pero también ejercitando el virtuosismo del gesto, que exige un ritmo y un movimiento suficiente para caracterizar la persona a la que esté encarnando en ese momento. Y desde luego también con el movimiento, a veces frenético. Hay que añadir, en este caso, la importancia de un cuarto elemento, cual es el diseño de luces sobre un escenario desnudo, sin más elemento que un cuadrilátero metálico, que permite configurar espacios adecuados a cada escena.
Con la única reserva de considerar que el texto puede resultar en algún momento excesivamente laberíntico e incluso un punto confuso para que el espectador capte todos los matices en su integridad, 'Blanca desvelada' es, en cualquier caso, una magnífica pieza de teatro en la que se lucen con brillantez las capacidades de su autora y protagonista.
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