Sala Fénix estrena 'Mirta en espera', un monólogo todoterreno de Ángela Palacios
La actriz se desenvuelve con soltura y con un tono esencialmente íntimo, subraya la ingenuidad y la ternura del personaje por lo que su actuación resulta en líneas generales muy convincente.
La Sala Fénix es un espacio escénico situado en pleno Ravalistán. Un lugar recoleto cuyo vestíbulo oficia asimismo de ambigú y en donde el espectador que llega con alguna antelación puede sentarse y tomar una copa de vermú a la espera de entrar en el recinto teatral propiamente dicho. Conviene situarse cerca de la puerta de acceso porque los asientos no están numerados y el que primer entra es el que escoge el lugar de su preferencia. Yo casi siempre opto por la primera fila, un lugar excepcional porque permite un contacto directo, casi físico, con el o los actores o actrices que intervienen en la obra.
La programación resulta casi siempre innovadora y llena de sorpresas. Los últimos espectáculos han sido dos monólogos en los que, en ambos casos, la autora ha sido también la intérprete. Tal fue el caso de “No es país para negras” de Silvia Albert Sopale, un monólogo en el que se trataba de una serie de temas no por conocidos, o a veces meramente intuidos, pero no por ello menos actuales y conflictivos: la identidad, el racismo y la sexualidad de la mujer negra. Lamento habérmelo perdido pues no es frecuente encontrar textos en los que se traten tales cuestiones desde la óptica del propio colectivo negroafricano y menos aún sobre un escenario.
Sí pude ver en cambio el monólogo 'Mirta en espera', de Ángela Palacios. Una actriz realmente versátil que acredita sus capacidades en este monólogo puesto que, junto a su estructura fundamental en texto, incluye asimos algunas ilustraciones musicales. Dice la autora-intérprete-directora que se ha inspirado en el mundo del clown y que “Mirta en espera” quiere ser “una parodia de los cuentos de hadas en los que el príncipe trata de salvar a la princesa desvalida. De este modo y a través de relato se desmontan los estereotipos mil veces repetidos en películas, series y canciones”.
Ángela Palacios se desenvuelve con soltura y con un tono esencialmente íntimo, subraya la ingenuidad y la ternura del personaje por lo que su actuación resulta en líneas generales muy convincente.
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