Un Sant Jordi sin rosas: el negocio de los floristas toca fondo por la pandemia
Aproximadamente el 90% de la rosa roja de Sant Jordi viene del extranjero. Al haberse limitado el tráfico internacional, este año apenas se alcanzará un millón de rosas vendidas, cuando en ocasiones anteriores se habían rozado los siete millones.
La pandemia ha caído en el peor momento para los floristas. El parón económico provocado por la crisis del Covid-19 supone un aldabonazo para un sector que recauda la mayoría de su facturación en esta época del año. "No solo es Sant Jordi", explica Miquel Batlle, presidente de los mayoristas de Mercabarna Flor, sino también "las comuniones, bodas, ferias, eventos... la primavera es muy importante para nosotros y la damos por perdida".
Uno de los lugares comunes que envuelven al sector es la falsa percepción de que los floristas solo venden al detalle para el mercado doméstico. Todo lo contrario: Mercabarna provee de grandes pedidos tanto a la restauración como a la hostelería, que han tenido que echar el cierre por el decreto del estado de alarma.
Desde los productores locales hasta los distribuidores intermedios, toda la cadena involucrada en el mundo de la flor va a sufrir las consecuencias económicas del coronavirus. "Es una estocada para todos nosotros", remata Batlle.
TRASLADAR SANT JORDI A JULIO, UNA SOLUCIÓN A MEDIAS
Aunque la Cambra del Llibre y el Gremi de Floristes han fijado el jueves 23 de julio como fecha alternativa para celebrar el Día del Libro y la Rosa, esta solo es una forma de amortiguar las pérdidas, que no de recuperarlas más adelante.
Aproximadamente el 90% de las rosas rojas que se venden por Sant Jordi vienen del extranjero. En concreto, este tipo de rosa procede casi en su totalidad de Colombia y Ecuador. Al haberse limitado el tráfico internacional, la exigua importación de esta flor tan codiciada vuelve muy difícil celebrar siquiera un Sant Jordi confinados. Si en años anteriores el volumen de rosas rozó los 7 millones, este año con suerte se llegará a un millón.
"Conscientes de que el día 23 de julio todavía se tendrán que mantener las medidas de distancia social para proteger la salud de todos, los gremios se ponen a disposición de las administraciones públicas", según han informado en un comunicado conjunto. Ambos gremios esperan encontrar las fórmulas y escenarios más adecuados para celebrar la fiesta con las máximas garantías.
Pese a todo, el Gremi de Floristes ha querido mostrar su rostro más solidario impulsando una donación de 8.000 rosas a los profesionales de la sanidad. En los hospitales Clínic y de Bellvitge se entregarán flores a personal médico, de administración, limpieza, técnicos, pacientes y familiares como señal de agradecimiento en los duros días de la pandemia.
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