Lluís Rabell: "Querer otorgar el liderazgo de Catalunya a ERC es ponerse en manos de una dirección inestable y desleal"

Lluís Rabell mantiene una conversación con CatalunyaPress para valorar la actualidad política y la gestión de la crisis del coronavirus.

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Lluís Rabell, activista histórico de la izquierda catalana, ha firmado un manifiesto recientemente junto con 40 artistas, intelectuales o políticos donde dicen "basta" a la "mala gestión política del Gobierno catalán y sus declaraciones insolidarias e irresponsables" a raíz de la crisis del coronavirus.


CatalunyaPress ha puesto en contacto con él para valorar la actualidad política y la gestión que están haciendo, tanto el Gobierno español como el catalán, de la situación generada por la pandemia.


Lluis rabel


¿Cómo crees que está gestionando la Generalidad la pandemia del coronavirus?

Desde el punto de vista de la eficiencia de la gestión, mal. La está gestionando sobre una base debilitada por los recortes de épocas anteriores. Además, lo está haciendo en clave 'procesista'. Sobre el terreno se han dado situaciones de colaboración entre administraciones, pero a nivel discurso político, del relato que se está construyendo sobre esta crisis, la Generalitat lo ha conducido en clave de conflicto con España: oponiéndose sistemáticamente y demagógicamente en muchos casos, y con deslealtad absoluta a una gestión mancomunada de la crisis.


Tal y como afirma la consellera Budó,¿ hubiera sido más eficiente la gestión en una Catalunya independiente?

El Govern no ha demostrado mejor capacidad de gestión, al contrario. Sólo hay que poner atención en la situación dramática de las residencias de ancianos. Estos centros, privatizados y sometidos a criterios mercantiles en su funcionamiento y por tanto deficientes en su capacidad asistencial, se han transformado en trampas mortales para un número ingente de personas. Y esto es producto de políticas austericides, y concretamente, en Catalunya, de unas redes clientelares tejidas alrededor de la gestión tradicional e histórica de Convergencia. Con estos precedentes y con estas credenciales, creer que una Catalunya dirigida por esta gente hubiera estado en mejores condiciones para hacer frente a una pandemia es casi provocador e insultante para la inteligencia.


Como activista de izquierdas, ¿cómo valoras que ERC esté haciendo un frente tan cerrado con los herederos de Convergencia?

Es la continuidad de una historia interminable, es una pugna insomne y constante entre las sucesivas mutaciones del gen convergente: la derecha nacionalista catalana junto con lo que podríamos definir como la burguesía nacionalista, que es lo que representa ERC. Se trata de una pugna para dominar el espacio independentista donde constantemente se manifiestan las características y la ideología política de las dos grandes corrientes del procés: los que han mandado toda la vida y este espíritu tan característico de ERC, que es el de la pequeña burguesía, el de las nuevas menestralías urbanas, que detestan a los dueños de toda la vida pero a la vez se reflejan en ellos mismos.


Se sublevan contra su autoridad pero a la hora de la verdad les tiemblan las piernas y acaban sucumbiendo a las amenazas y al riesgo de ser tachados de traidores. Se trata de un sistema que la maquinaria propagandística convergente maneja con mucha habilidad. Estamos en una dinámica eterna de la que no podemos salir, y de hecho este ha sido el motor del procés: la pugna por la hegemonía y el liderazgo del mundo independentista.


Cuando el independentismo quiso poner en marcha un proyecto político concreto diseñó un Estado de rasgos autoritarios


¿Se puede ser de izquierdas y ser nacionalista?

Yo creo que no, cada vez estoy más convencido. Si hace unos años esto podía ser un debate teórico, la experiencia nos lleva a pensar que no. Cuando el independentismo quiso poner en marcha un proyecto político concreto, cuando se puso en práctica, diseñó un Estado de rasgos autoritarios, un Estado no democrático, como pudimos ver con las Leyes de Transitoriedad Jurídica votadas en 2017 en el Parlamento.


La tradición de izquierdas, desde posiciones socialdemócratas hasta posiciones anticapitalistas o de izquierda verde y transformadora, es de fraternidad entre los pueblos, con respeto a las diversidades nacionales y culturales, pero de cooperación. Es decir, una cultura federalista. Y esta tradición federalista, que ha sido históricamente la del movimiento obrero en Catalunya, entra en contradicción con la idea nacionalista.


¿Cómo valoras el papel de los Comuns en el procés?

Es un papel que no tenemos resuelto. En el fondo lo que ha habido en el último periodo, de una manera bastante marcada, es la ausencia de un debate estratégico donde quede claro y bien definido cuál es el horizonte y el talante político de este espacio. Dentro del espacio de los Comuns estamos la gente federalista, pero el objetivo político del partido, como mínimo, ha oscilado, y su identidad no está clara. Se podría decir que en este momento se han alejado del soberanismo pero no se atreven decirlo. También practica por momentos, de manera intermitente, un federalismo avergonzado, como si no se atrevieran a declararse.


¿Cuál es el espacio que quieren ocupar?

Llevan un comportamiento bastante errático basado en una ilusión, una hipótesis política, que nunca se ha discutido ni explicitado verbalmente, pero es el que está en la cabeza de los equipos dirigentes de los Comuns: crear una nueva mayoría en Catalunya, liderada lógicamente por ERC pero con la participación de los Comuns en un gobierno de coalición. El PSC difícilmente podría participar en este gobierno, pero podría apoyar y así facilitar así la gobernabilidad en España. De todos modos, se trata de una hipótesis muy peregrina porque ignora el espíritu de ERC, su carácter de partido de clases medias muy voluble, muy inestable, que no tiene una capacidad de liderazgo y que finalmente se inclina siempre en función del peso que pueda tener la derecha nacionalista o la izquierda.


Querer otorgar el liderazgo natural de Catalunya a ERC es ponerse en manos de una dirección profundamente voluble e inestables. Además de poco leal, como es ERC. En la votación del Congreso se pudo ver: ERC temió que los convergentes los comieran el terreno y ofrecieron una imagen realmente triste, con todas las tendencias del nacionalismo catalán votando en bloque con Vox para desestabilizar al gobierno de izquierdas de España.


Los Comuns quieren crear una nueva mayoría en Catalunya, liderada por ERC pero con su participación en un gobierno de coalición


¿Cómo valoras la gestión del Gobierno central?

Ha sido una situación absolutamente inédita. Se pueden encontrar muchos errores en la gestión del Gobierno central, pero me parece absolutamente secundario en relación a la orientación que han tenido de la economía: progresista y yo creo que encomiable, en el sentido de intentar tomar siempre las medidas necesarias para a contener la epidemia pero pensando siempre en el aspecto social y económico. Ha desplegado una serie de medidas, desde los ERTE, ayudas a PYMES y autónomos hasta el salario mínimo que se pretende implementar a principios de junio. Por lo tanto, dentro de la dificultad y la complejidad de la gestión, yo creo que ha intentado afrontar esta crisis con unos criterios muy diferentes que los que se vieron en la crisis financiera de 2008, marcada por la austeridad.


¿La Unión Europea está actuando correctamente?

Hay que empujar a Europa a una política de gestión mancomunada de la crisis, aunque tope con las características de la UE y la resistencia de lo que podríamos denominar Estados hanseáticos del norte de Europa. La gestión europea será determinante, porque España se juega los márgenes de maniobra para afrontar esta crisis. De hecho, Europa se juega su futuro con la gestión que haga del escenario post-pandemia porque las consecuencias sociales y económicas serán importantísimas.


Es previsible que tengamos unos índices de paro importantes, que la economía no se pueda recuperar de un día para el día siguiente, y hacer frente a este escenario sin capacidad de endeudamiento y sin recursos financieros, es imposible. Si Europa bloquea o intenta transformar las ayudas a los Estados del sur en un nuevo rescate acompañado de medidas draconianas en cuanto a la deuda o en cuanto el acondicionamiento de las políticas sociales, como sucedió en la crisis del 2008, iremos hacia una crisis explosiva dentro de la Unión.

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